Archivos Mensuales: marzo 2015

[Project #642] Subject 077

Task: Screw you.







El único día que tenía algo importante que hacer en la ciudad me desperté tarde. In typical me fashion, puse tres alarmas e ignoré todas y cada una. Terminé despertándome por mi cuenta media hora antes de mi reunión. Me cepillé los dientes dictándole direcciones a Google Maps, lo cual no nos ahorró tiempo a ninguno de los dos. I’d barely even washed my face before I was out the door. Corrí hacia la estación dejando huellas perfectas de mis pesadas Doc Martens en la nieve. Llegué justo a tiempo para saltar al tren expreso casi vacío. En ese momento me sentí muy afortunado; iba a llegar a tiempo, barely. Entonces revisé mi celular. «Can we meet for coffee while you’re in town?» leía el mensaje de texto que se había escurrido en mis carreras, undetected. El tren arrancó y perdí la señal. Just as well, I was at a loss for words, anyway.

Megan y yo no habíamos cruzado una sola palabra desde que lo dejamos a mediados de noviembre, cuando yo aún estaba en Lima, donde el clima era ciertamente más agradable y el viento refrescaba mis orejas en lugar de lastimarlas. Nueva York es hermoso en invierno (or any other season for that matter), pero la nieve y sus temperaturas antárticas son un real fastidio después de un mes. Hacía un buen tiempo que no venía por Union Square, quizá unos cinco años, pero poco había cambiado. Me resultó bastante sencillo ubicar el restaurante donde almorzaría con el presidente del departamento de Español de la Universidad de Nueva York. Curiosamente, era el mismo lugar de fusión thai vegana —  whatever that means —, donde almorcé con José Antonio, mi amigo cubano, la última vez que estuve por esta parte de la ciudad.

«Estamos buscando nativos que tengan experiencia de vida y algo que aportar a la discusión de la importancia del lenguaje», comentó Patrick, asegurándome que la pasión era más importante que clocking in determinadas horas de docencia, which I had not. Patrick, como cualquier amante del idioma, tenía las palabras precisas y en cualquier otro escenario habría sido bastante convincente, but not today. Es difícil creerse preparado para pulir las mentes más prometedoras de NYU cuando uno se siente como el más imbécil. Megan había vuelto a mi mente in full swing y trajo consigo un intenso cuestionamiento de todas las decisiones tomadas en el último año. Me sentí un adolescente, fidgeting under the table, pensando en ese maldito iMessage. De pronto recordé aquella línea de Edward Norton en El Club de la Pelea. «I’m a thirty year old boy». How unbearably distressing.

De madre irlandesa y padre portugués, Megan era una de las mujeres más hermosas que había visto en persona. Su belleza era fácil, honesta, no perdía un segundo mirándose el ombligo. «¿Son esas huevonas buenazas que saben que están buenazas y les gusta, pero son tan ricas que ya no les importa?», me preguntó David cuando intenté, sin éxito, describir su actitud. Crude as that was, tenía bastante lógica y se ajustaba a la realidad. Había más gracia en un pequeño gesto suyo un domingo a las cuatro de la tarde que en toda la producción de una mujer soltera un sábado por la noche. Megan jamás me dejó entrever cuán hermosa se sabía hasta el final. «Well, you were dating a man before you dated me, so I think I will be okay«, sonrió fríamente. El sarcasmo era quizá lo único que no le quedaba bien y creo que lo sabía; pero no dejaba de tener razón. She would be ok. She’d find someone in a heartbeat. She already had.

Las relaciones a distancia no son lo mío, no las entiendo, no las soporto. La vida moderna ha eliminado prácticamente toda necesidad de interacción física de nuestro día a día, I will be damned si alguien me priva de contacto físico en mis relaciones. Podrá sonar estúpido, pero para permanecer contigo, necesito oler tu piel. No soy tan cavernario en otros aspectos, pero esto no lo puedo negociar. Además, la distancia impone un riesgo incontrolable. Cuando Megan conoció a Scout supe inmediatamente que me reemplazaría. Incluso cuando sus primeras palabras sobre él fueron «ugh, there was a new guy at work today and he was so obnoxious«, había algo en su forma de contar la historia que la delató. Como si quisiera convencerse a sí misma de que era, in fact, alguien detestable. Scout. Qué nombre de mierda.

Cuando todo terminó, decidí quedarme en Lima y no volver por un tiempo a Nueva York. Pasarían algunos meses antes de que Patrick se contactara conmigo y me invitara a una entrevista, la cual terminó con un plato vacío de estofado tailandés de lenteja y camote y una oferta sobre la mesa. Le prometí a Patrick que lo pensaría durante el fin de semana y le respondería el lunes antes de terminar el día. Camino al subway, pensé en mi última conversación con Megan. «I’m not mad you’re seeing another dude, but I hate that you wouldn’t tell me«. Cómo me enteré no importa, no quiero discutir eso ahora. El punto es que no me lo dijo. Asumo que quiso arrastrar las cosas hasta estar segura de la decisión que tomaría, algo que afea a cualquier mujer ante mis ojos. ¿Ahora quiere tomar café? ¿Quiere que seamos amigos y conversemos ya que «estoy en la ciudad»? No. No le daría la satisfacción.

Todas nuestras acciones tienen consecuencias, para bien o para mal. Cuando uno toma una decisión tiene que aprender a vivir con ellas. She made her call. El resultado es una relación aparentemente increíble con un huevón de nombre idiota and the fact she kicked my heart to the curve. Era un riesgo del que ambos estábamos al tanto y, honestamente, no me molesta que haya ocurrido. Me molesta que me lo haya ocultado. Sé que me quiso, sé que se siente mal, sé que quiere tomarse ese café, pedirme disculpas, que quedemos bien. Pero no puedo aceptarlo. ¿Por qué las mujeres creen que el egoísmo en ellas es adorable? ¿Por qué creen que merecen siempre ser perdonadas o que los hombres queremos (o tenemos que) ser amigos suyos después del hecho? There’s nothing in it for us. Solo quiere aliviar su propia culpa y eso es muchísimo peor. El precio de aquella elección es saber que me hizo daño y tener que vivir con eso. Yo ya la perdoné, ¿pero por qué se lo diría? No fun in that. Abro iMessage antes de subir al tren. «We’re fine, babe, and I do wish you well, but…»

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