Archivos Mensuales: junio 2016

Algo recontra gay

Hace un par de días celebramos Pride en Nueva York. Tuvo todo el potencial de ser épico, pero un bache al final del camino lo arruinó todo para mí. No suelo ser alguien que juzgue la cena por el postre o un libro o película por el final; pero cuando se trata del día a día, si algo malo sucede al final, todo fue indiscutiblemente una mierda. En este caso, a pesar de haber pasado una tarde muy divertida con amigos, viendo el parade y luego bebiendo y comiendo en varios lugares de Manhattan hasta perder el conocimiento, no pude evitar sentir que todo se pudrió cuando mi pequeño desfile personal se detuvo abruptamente a metros de la última parada. It was the pièce de résistance, una fiesta que terminaba con un performance de Fergie y fuegos artificiales. No entraré en detalles, el punto es que no ocurrió para mí. I’d been blue-balled by Pride and left Fergieless and annoyed af.

Ahora, 48 horas más tarde, puedo sacar la cabeza del hoyo y recordar que, de hecho, fue un gran día. Nunca había visto algo así. Gente realmente celebrando Pride, sin dudas, sin escudos, incluso sin miedo. If anything, lo que pasó en Orlando solo sirvió para que la gente se divierta más, grite más fuerte y baile más duro. Porque seguimos aquí, seguimos vivos, sin importar cuántas veces nos golpeen y a cuántos de nosotros eliminen, we remain y nuestros muertos bailarán con nosotros para siempre. Ahora me da algo de vergüenza haber hecho una pataleta al respecto, I lost sight of what was important. Ver millones – plural – de personas con banderas de arcoíris, eso es lo importante. Ver genuina alegría en las caras de hombres y mujeres que se sienten reconocidos y valorados y no «menos que», eso es lo importante. Ver parejas heterosexuales empujando a sus bebés en cochecitos decorados con pines y banderines multicolor, eso es lo importante.

Hay algo más que me tocó una fibra muy particular desde mi lugar como publicista: ver infinidad de empresas patrocinando carros alegóricos en el desfile, legitimando el valor de la comunidad LGBT en la sociedad y la economía. Aquí es una práctica estándar, business as usual, como saludar a las madres en Mayo o los irlandeses en Marzo. ¿Cuándo llegará el día en que las marcas se hagan realmente presentes en el «desfile» de mi país? ¿No saben que su participación realmente significa algo? No quiero sonar malagradecido, especialmente porque yo he sido uno de los principales colaboradores de estas iniciativas, pero ME REVIENTA que sigamos aplaudiendo el post temeroso que sueltan cuatro marcas una vez al año. Nadie puede aseverar con mayor conocimiento de causa que yo que son, efectivamente, publicaciones temerosas. «Mejor solo hay que ponerlo en Twitter». «Necesitamos un manual de crisis con todos los posibles escenarios antes de lanzar esto». «Nos están trolleando, ¿qué tal si lo dejamos por hoy y mañana lo borramos? Total, ya lo hicimos». Entiendo el miedo, de verdad, y sé que por algún lado se empieza y lo aprecio, pero ahora… me parece tan, tan insuficiente.

A veces creo que las empresas se olvidan de que sus acciones también pesan, que no son solo los organismos del Estado los responsables de educar a la sociedad. Lo quieran/sepan o no, son parte formativa de su propia cultura y su participación decisiva podría legitimar de un cantazo lo que el Estado dilata y la Iglesia boicotea. It’s more than a fucking trend. It’s (or should be) bigger than a «nice gesture». Es lo que les corresponde. Es su responsabilidad. Así, quizá, no tendría que ver comentarios idiotas como «No pondré me gusta porque sería muy gay» o «me estás jodiendo …que le pasa!?» en la foto de un amigo heterosexual que modeló para una marca. Como si a) modelar lo hiciera gay; y b) ser gay fuera la peor maldición. En una sociedad menos machista, homofóbica and all around stupid, mi amigo podría modelar su linda cara tranquilamente. PS: Mi comentario a esa foto fue el siguiente: «Si poner me gusta es gay, te pondré ❤️ porque es recontra gay» (… and I did).

Cuando comparo todo lo visto en Nueva York con Pride en Lima, no sé cómo sentirme. Por un lado, me da pena porque ese no es un desfile en lo absoluto, sino una marcha. La gente no se reúne a festejar sino a pelear por igualdad, a demandar visibilidad, a exigir el mínimo respeto. Sí, nos divertimos, nos reímos con consignas como «chucha con chucha, esa es mi lucha» y la pasamos bien a pesar de todo; pero todos tenemos muy clara la misión del día: empujar y resistir, empujar y resistir, empujar y resistir hasta que nos vean como seres humanos y ciudadanos iguales, puta madre. Por otro lado, me conmueve mucho más y me hace sentir el mayor respeto y orgullo por mis amigos. Mis inteligentesvalientes, sensatosgenerosos amigos. Los quiero y los extraño siempre, pero hoy muchísimo más. Espero que los que vayan esta noche a Matadero lo pasen increíble. Godney knows you all deserve a break from fighting the good fight and just dance it the fuck out. Pronto vamos a disfrutar de la misma libertad que yo siento aquí, juntos y por allá. Lo sé. Porque somos más fuertes que la mierda y lo vamos a lograr.

¿VAMOS A DEJAR DE LUCHAR POR LA IGUALDAD? ¿ALGUIEN PODRÁ DETENERNOS? 🌈

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(I’m) The end of the family line

«With no complications, fifteen generations of mine.
All honoring Nature until I arrive… with incredible style«.

(I’m) The end of the family line, Morrissey.

 

 

 

Parece que mi abuelo está muriendo. Si hago un esfuerzo, puedo imaginarlo en una cama de hospital, despidiéndose de todos. De hecho, no necesito crear la imagen, solo recrearla, recordar. Después de todo, hemos estado aquí antes. «Tu abuelo está mal», me dijo mi mamá el año pasado con ese tono reservado para las cosas que no se quieren decir completas. You know it. Las palabras son más pesadas y la última sílaba se arrastra y estira todo lo que da. No pasó nada. Ya me lo había dicho algunas veces antes y en tales ocasiones tampoco sucedió. Por eso me requiere esfuerzo imaginarlo ahora, siempre se las ha arreglado para volver del hospital. Sin embargo esta vez fue mi hermana quien me lo contó y tiendo a creer más en la seriedad de las cosas cuando ella me las dice, no sé por qué. Le pregunté si se despidió de ella y me dijo que no. «¿Qué te dijo». «Felicidades». Ja. Ustedes no pueden entender por qué eso es gracioso, pero lo es.

Quedamos en que haría una video llamada con él cuando ella lo visitara, pero lo encontró en condiciones poco ideales para conversar. Mejor, el viejo es medio sordo y no me habría escuchado. De hecho nunca me escuchaba bien, incluso cuando alzaba la voz. Sin importar cuanto gritara, mi voz se movía en una frecuencia que él no registraba. Y yo odiaba tener que gritar. Subir la voz para que me escuchen es una de las cosas que más me incomodan en el mundo, I feel extremely awkward. Se me ocurrió que quizá una mejor solución sería enviarle un video, pero aún no lo he hecho. En parte porque no sé muy bien qué decir. Conozco sus anécdotas de memoria, ¿pero a él? Hardly. No sé qué opina sobre muchas cosas y de las que sí sé (o creo saber) mejor ni hablar. Nunca le he preguntado nada ni le he pedido consejo. Mi hermana sugirió que le cuente que estaba de profesor en NYU, lo cual no es mala idea. Está alineado con lo que a mi abuelo le gusta de mí.

Don’t quote me on this, pero creo que las cosas que más le gustan de mí son las que menos me representan (o incluso las que no soy en lo absoluto). El nieto educado, responsable, bien vestido y bien portado. Podría estar sumamente equivocado. Después de todo, nunca le he preguntado «oye, abuelo, qué piensas de mí». Solo me guío por toda la lata que le dio a mi primo favorito por ser (or appear to be) más revoltoso que yo, por dejar la facultad de Medicina para ser chef, por tener el pelo largo, por responderle con sarcasmo. En mi cabeza, lo que le gustaba a mi abuelo de mí era no tener que preocuparse de que me mande alguna cagada, de que me saliera de la línea. O quizá, y esto es puramente especulativo, lo que realmente le gustaba era su apellido. Yo soy el único hijo varón de su único hijo varón. Soy el último de esta rama particular del árbol Cueto. El último. Él no lo sabe, but I’m the end. I am it.

No voy a señalar la obvia y divertida ironía de que precisamente yo sea el único gay, porque técnicamente eso no me impide ser padre si así lo deseo. El punto es que no lo deseo. En lo absoluto. Quizá podría cambiar de opinión algún día, pero ya tengo 31 y sinceramente no me imagino con niños. No siento eso que se supone que uno debe sentir cuando ve a un niño, que me ha sido explicado como un fenómeno similar al que yo experimento con los gatos. ¡Pero no es lo mismo! Los niños no me inspiran ternura, no tengo una necesidad instintiva de protegerlos. Cuando no hablan, me aburren y cuando hablan, me dan vergüenza ajena. They just can’t win with me. Existen hasta la fecha solo dos fotos mías cargando niños (one of them related to me BY BLOOD) y en ambas salgo sosteniéndolos como si fueran una bomba. ‘Cause you know what? THEY ARE. Destruyen tu vida como la conoces y la reemplazan por otra muy diferente donde ellos son los dueños del show. Según entiendo, esta nueva vida también tiene sus alegrías y satisfacciones… ya, bravazo, but this is MY show, baby! Take a seat.

All jokes aside, soy cero paternal y no me avergüenza. No tengo por qué serlo. Some people just don’t have it in them. Por último tengo un sobrino, es uno de los niños-bomba de las fotos previamente mencionadas. Si algún día se congela el infierno y me dan ganas de jugar con un niño, lo tengo a él. Y como no tengo que mantenerlo ni verlo seguido, I can spoil the shit out of him. Puedo aparecer con regalos extravagantes que nadie le compra y desaparecer, dejando una estela de resentimiento hacia sus padres detrás de mí, jajaja. That’s as close to parenthood as I want to get. Nadie me lo criticará, supongo, porque soy hombre. Esta sociedad idiota trata a las mujeres que no quieren tener hijos como defectuosas. A los hombres no nos dicen nada. ¡A los gays, menos! Sus prejuicios los llevan a asumir que no podemos (o peor, que no deberíamos). Pero no. Propios o adoptados, todos podemos… some of us would just really, really, really, prefer a cat.

Estoy pensando en dónde hacer el video para mi abuelo. Por cuestiones de calidad de audio, lo lógico es que lo haga indoors; pero me gustaría grabarlo en exteriores para que el viejo vea la ciudad. En realidad me gustaría ir a algún lugar donde él haya estado, un hotel o algo, pero tendría que preguntar y parece que no está en condiciones de responder. Lo pensaré unos días más. Igual no podría ser hoy porque es Pride y dudo que mi abuelo quiera verme desfilando con drag queens y leather daddies por Fifth Avenue… or would he? No, no.

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Thoughts and prayers

No me interesan tus plegarias.
Tampoco creo en los que «están con las víctimas y sus familiares». No lo están.
Están en su casa, están vivos, ¡están en Facebook!
Su #prayforOrlando en Twitter me importa una raja.
Su listón negro en Instagram no vale nada.
Tú lo sabes, ¿no?
Por supuesto que lo sabes.
¿Cómo podrías no darte cuenta, si has visto una publicación insípida tras otra perderse en la ola del trending topic del día?
Hay quienes piensan que las expresiones de apoyo vía redes sociales tienen su lugar, que cumplen una función.
Que «visibilizar» tiene su valor y callarse (o acallar) es de hipsters indolentes.
No voy a decirles que están equivocados, pero les diré esto:
No soy indolente, soy pragmático.
Y más que pragmático, soy humano.
Y como humano, estoy cansado.
Cansado, harto, asqueado.
Y a una persona cansada, harta y asqueada, aquello que no le sirve no le interesa.
Porque está cansada, harta y asqueada y no puedes hacerle perder el tiempo ofreciéndole mierda sin ningún valor.
Tus plegarias y buenos deseos no me sirven ni me protegen.
Estamos 2016, ofréceme una solución.
No le pidas al cielo vacío que resuelva mágicamente los asuntos de la Tierra, abre la boca y exígelo.
No de tus mitos, sino de tus gobernantes.
Demanda igualdad, protección, respeto, legalidad.
Para ti, para mí, para todos, porque es lo que corresponde.
Y por favor, tengamos todos el buen tino de reconocer que esta gente ha muerto a manos del extremismo religioso.
No hay religión que no discrimine activamente a los homosexuales. Las que se las dan de modernas, nos toleran hasta cierto punto; las que se aferran a la caverna, nos marginan violentamente hasta que se nos acaba el margen.
Así que no sean tan conchadesusmadres de «incluirnos en sus oraciones».
Hagan algo más provechoso y dejen de fabricar el terror imbécil que engendra este tipo de odio.

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No reces, HAZ.

O, si quieres, reza hasta que se te acalambre el cerebro, todo bien, pero ADEMÁS, HAZ.
Porque hoy en día es tan preocupante el más acá como el más allá.

 

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