Archivos Mensuales: mayo 2020

El juego de las sillas

29 de mayo de 2020

El grueso de esta entrada la escribí el 12 de mayo, a puertas de cumplir dos meses de cuarentena. No sé por qué la dejé sin publicar si ya estaba lista. ¡Lo peor es que ahora ni me importa! Ha pasado tanta mierda entre entonces y hoy ⏤en general, digo; no a mí⏤, que ni siquiera recuerdo qué provocó que piense en esto. Solo Knee sabe en qué estado emocional estaría. Loca, obvio. Murmurando en la cocina, peleándome sola.

Si bien es un poco huevona la situación, creo que cae en la categoría de «no sé quién necesite ver esto, pero…». De pronto a alguien le viene bien leerlo, sentirse acompañado en esta situación diseñada para avergonzarnos o algo. Sé que no soy la única persona soltera y despreocupada en sus early-to-mid-30s. Pero también sé que el mundo parece empecinado en hacerme sentir mal al respecto y cuestionar cuán genuina es mi serenidad.

«¡CÓMO PUEDES ESTAR TAN TRANQUILA! ¡SOLA! ¡A TU EDAD! ¿NO EXTRAÑAS ESTAR CON ALGUIEN? ¡NO LO CREO, ESPERANCITA!»

Efectivamente, cuando uno hace su vida tranquilamente de a uno (valga la redundancia), esta sociedad binaria no puede esperar a meterse en su cama y agitarle las sábanas. «¡Todos quieren una pareja! Quien diga que no está tratando de no quedar mal, porque no la tiene».

Este ostracismo de los solteros es absurdo y deliberado, como cualquier otro sistema de control disfrazado de naturaleza. Pero no voy a ponerme denso. Solo voy a señalar un error en su lógica. Que uno esté tranquilo siendo soltero ⏤incluso que lo disfrute⏤ no quiere decir que no considere tener una relación. Considerar una relación ⏤incluso desearla⏤, por otro lado, tampoco significa que estamos sufriendo su ausencia. Los solteros felices no somos Lucky, preguntándonos por qué nos visitan las lágrimas cada noche.

Mi caso como muestra. Desde que empezó la cuarentena he escrito o tuiteado sobre mis sueños con frecuencia. En parte porque es el único lugar donde me suceden cosas interesantes que contar. En la vida real lo más chévere que me pasa es aventurarme a supermercados cada vez más lejanos. Olvídense lo que fue cuando me animé a ir hasta Plaza Vea de Dasso. LIT AF.

Anyway, en algunos de mis últimos sueños me descubro en escenarios románticos con alguien. Por lo general, tanto el contexto como la persona varían. Abrazando a un crush, viendo tele con un ex, chapando con un desconocido, da igual. El resultado es el mismo: THAT feeling, el del comienzo. Luego me despierto y como viene, se va.

Una vez que la fantasía me ha dejado, entra mi realidad. Muy Virgo, empiezo a evaluar si, de ser real, ese escenario específico sería buena idea. Con el desconocido no hay cómo saber, pero con los crushes y los exes por supuesto que sí. Después de contrastar cuidadosamente lo que quiero y lo que sé de esa persona, termino por sacudirme la idea. Así, con mucha calma, continúo con el resto de mi día.

¿Lo extraño? Sí, a veces. Pero tampoco es como que estoy lamentándome en casa, solo como el hongo. Bueno, not right now porque estamos en cuarentena, ¡pero por lo general tengo otras alegrías! Más cortas, sí; pero no menos satisfactorias. Tengo amigos que me quieren y desconocidos que me quieren aún más.

I enjoy casual sex, sue me! Me gusta salir con gente que no tiene mayores pretensiones, que no se proyecta más allá de una primera noche de diversión. ¡Quizá ni eso! Una buena hora y adiós. Si algo «más serio» pasa luego, pasa; pero por lo general desconfío de la gente que se engancha en dos segundos, porque no se está enganchando a ti sino a su idea de pareja. O peor, al reflejo de ellos mismos con pareja.

Mi casual dating no quiere decir que esté buscando específicamente gente que no me quiera volver a ver. Todo lo contrario. ¡Creo que potencialmente cualquier persona está en capacidad de sorprenderme gratamente! Pero si no sucede, también podemos pasarla bien mientras dure ⏤however long that may be.

No soy incapaz de emociones más complejas. He tenido relaciones y las he disfrutado. O bueno, si no las disfruté al menos aprendí (y esa es la palabra mágica). Tampoco prefiero una cosa sobre la otra, ambas tienen su gracia. Pero esa relación larga, «eterna», de la que hablan los apologistas de la ~vida de pareja~ just hasn’t happened yet.

¿Me gustaría que pase? Claro, por qué no.
¿Voy a HACER que pase? Primero muerta.

Invoco nuevamente la palabra mágica: aprender. De mis exes aprendí lo que quiero y lo que no; lo que es compatible no solo con mi vida actual sino con la que deseo ⏤y cuánto de eso puedo negociar u ofrecer libremente con tal de hacerles parte de esa vida. También aprendí mis límites, lo que merezco, lo que no podría ceder.

No acepto ser manipulado hacia una relación con tal de no estar solo. O para satisfacer las demandas de terceros, que por alguna razón exigen que nadie esté solo. No sé ustedes, pero yo no necesito estar rodeado de gente. ¡De hecho la pandemia no alteró mucho en mi vida, más allá de impedirme viajar! Me gusta estar solo. Me gusta estar con alguien también. But I’ve been coerced into the wrong relationship before. Nunca más.

Y a veces son solo eso, las relaciones equivocadas. Mi relación no era mala, simplemente no era la correcta. No éramos compatibles, él no era con quien quería estar. No soy incapaz de ceder y capitular. Sé que las relaciones requieren concesiones. Pero también sé que hay dealbreakers y cerrar los ojos «para no estar solos» es una idiotez. La factura siempre llega.

Con los años, en un esfuerzo coordinado entre nuestros temores mortales y la sociedad heteronormada y patriarcal, ese «para no estar solo» empieza a mutar en un «para no quedarse solo». Rechazo 👏🏽 al 100% 👏🏽 esa 👏🏽 propaganda 👏🏽 de mierda. Me REHUSO a aceptar la mentalidad del juego de las sillas, ¡como si no hubiera aprendido nada!

A los treinta, empezarás a notar que el mundo redoblará sus esfuerzos para convencerte de que «no podemos jugar para siempre». La música acabará a cierta edad y si no nos sentamos en una silla, CUALQUIER silla, seremos los únicos de pie. ¿Y? Si soy el único de pie, caminaré hacia la música, me pondré audífonos y me la llevaré. Sillas hay en todas partes. Si alguna me acomoda, la levanto.

Nadie pierde su humanidad porque no formó una pareja, dejen de obligar a la gente a conformarse con cualquiera para no tumbar su cómodo status quo. La misma huevada que mirar con pena a las mujeres que no tienen hijos, por las razones que sean. Yo no siento que haya perdido mi valor teniendo 35 y siendo soltero y sin hijos. Es de puta madre. Al menos por ahora, que aún me veo joven y más o menos deseable ⏤ equis de.

No se preocupen tanto por los solteros, amigos de las sillas. Estamos todos bien. De última nos sentaremos en el suelo a escuchar música, cosa que les conviene. Porque tarde o temprano, cuando descubran que su silla era terriblemente incómoda, por lo menos la mitad de ustedes se nos unirá.

Mientras tanto, aquí seguiremos muy tranquilos, culeando en armonía y visitando amigos con y sin silla. Don’t judge, xx.

It’s Doris, bitch

10 de mayo de 2020

Día 56.
Things are getting kind of gross…✝︎

Hoy me siento algo disperso. Hasta hace unos días estuve escuchando el nuevo audiolibro de Tori Amos, pero me detuve para capturar un clip ⏤para instagram, obvio⏤ y lo dejé. El fragmento era sobre su experiencia tocando en Rusia poco después de que Putin impusiera la ley contra la «promoción» de la homosexualidad. Tori, ever the unshakable ally, decidió aprenderse el himno lésbico Not Gonna Get Us de t.A.T.u. (¡!) y tocarlo para sus gays de Europa Oriental. Queen. Probablemente lo retome más tarde.
It is Mother’s Day after all.

Esta mañana no ocurrió. Me levanté como a la una (porque me acosté como a las 5). Estuve hablando con un amigo de California buena parte de la madrugada y luego me quedé viendo Mrs. America para distraerme de todas las cosas que, entre vino y vino, había terminado por confesar. Chief among them ⏤me gusta esta frase, no sé cómo traducirla⏤ el duelo que me generó Nueva York y que aún no termino de procesar. Mi amigo me dijo «escríbelo». Yo, mueca de malestar.

No voy a ahondar en ello ahora, no es el momento. Se está cociendo, déjenlo tranquilo. Tengo, sin embargo, una anotación específica que compartir y está ligada al acto de escribir. Muchos de mis amigos, con justa razón, me preguntan por qué no estoy escribiendo ⏤insinuando libro, no hobby⏤ si precisamente me mudé a Nueva York para participar de un programa de escritura.

La respuesta corta es que soy muy egoísta pero quiero ser muy altruista. Escribo para obtener un beneficio extremadamente personal (hablar de mí mismo), pero quiero aportar algo también y aún no sé cuál es esta contribución que solo yo ⏤o alguien en similar situación⏤ puedo hacer. La verdad, solo escribo porque no sé cómo comunicarme de otra forma. Como Fiona Apple de niña, mandándole cartas a sus papás en lugar de discutir en persona, escribo porque odio que me interrumpan. Es medio dictatorial y hasta un poco cobarde, pero es así.

Quizá estoy teniendo una severa crisis de autoestima, pero me resulta arrogante pensar que «tengo algo que decir» solo por existir, por ser yo. ¡Como si no hubieran ene huevones similares a mí! No todos escribirán, pero algunos seguro sí. Por eso cada vez que escucho estos diálogos simplistas ⏤tipo Hollywood⏤ de «¡eres únicx, tu historia es importante, más gente debería compartir sus journeys!» me pudro un poco por dentro. Sí, todas las historias son válidas, pero varias se contaron ya.

¿Tengo algo urgente que decir, una reflexión que no pueda esperar, que no se parezca a o, en su defecto, contribuya con lo que ya existe? Ahora mismo creo que no. Nada que no le haya escuchado a otro old millennial, peruano, gay, de cierto privilegio. Tengo algunas ideas, así que en vez de escribir, estoy leyendo.

Es posible que yo concentre varios recuadros del checklist, pero ciertamente no soy el único. Ya hemos escuchado de esos recuadros un sinnúmero de veces. Estas historias están, mal que bien, establecidas en el imaginario popular, extensamente documentadas. Bravazo, pero hay más.

Historias de otros grupos con menor visibilidad o representados incorrectamente o ignorados de plano. La ventana para estas otras conversaciones, de las que yo no participo ⏤o participo muy tangencialmente⏤ nunca ha estado tan abierta como ahora. Hay un apetito, pequeño pero intenso, por escucharlos and we like to see it.

¿Podría encontrar alguna forma de participar de esas otras conversaciones que me parecen importantes? Si existiera una manera de hacerlo desde el espacio que me corresponde, me encantaría. But it’s not my story to tell, cómo haría un libro de eso. Tacky.

Los temas que sí me competen seguirán ahí para cuando encuentre mi punto de entrada. ¿Cuándo? No lo sé. Por más loca que esté y por más cosas curiosas que me hayan ocurrido, no considero que esté en una intersección particularmente interesante, con todos mis privilegios y mi buena suerte, para que a alguien le importe un pito mi ~journey~. Me falta.

Suena a que me estoy dando de baja, no es así. Créanme que no hay nadie más interesado que yo en tener su torta ⏤aportar⏤ y comérsela también ⏤hablar de miiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiií. Al final puede que me cague en todas estas expectativas estúpidas que yo mismo me impongo y haga lo que me salga del hoyo. O quizá no haga nada nunca and I’m ok with that.
Que será, será, bitch.

Ya ni sé

7 de mayo de 2020

Déjenme revisar el calendario para contar los días.

* Abre Calendar *

* Sube al 15 de marzo, cuando Vizcarra anunció el inicio de la cuarentena. Para mí este es el primer día real, pero cuento desde el 16, primer día efectivo *

* Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, o⏤ siete. Por siete, cuarenta y nueve. Más uno, dos, tres, cuatro, cincuenta y tres *

Día 53 del encierro y esto es el tiempo ahora. Un control auto impuesto.
No era necesario saberlo, todos los días se parecen desde hace más de siete semanas. Yo decidí contarlo, por costumbre. Por devolverle un poco de importancia. Me llama la atención haber contado en semanas. ¿Quién cuenta en semanas? Solo las madres primerizas creo.

Acabo de recibir un email de Starbucks ⏤aunque no local⏤ sobre «más ubicaciones abiertas». No recuerdo la última vez que tomé café. En mi casa no lo preparo, no tengo con qué. Debe haber sido en el Starbucks de Planet Hollywood, en Las Vegas, la mañana de nuestro retorno a Lima, antes de volver al cuarto para empacar y despertar a la puta de Daniel. Y dormir otro tanto yo, que también fui un poco puta ese día.

Pienso en el simple hecho de pasar por un café y lo raro que sería ahora. La desconfianza que sentiría cuando me lo entregan y que quien me lo entrega sentiría cuando le pago. Raro todo. Más raro que, siendo tacaña como soy, ni siquiera me tomaba cafés con tanta frecuencia como para extrañarlo. Probablemente tampoco lo haría ahora; aún así aquí estamos. Bueno, hoy me provoca, pues. Día 53 en que, además, ya hace frío. Me he puesto una polera por primera vez.

Oigan, me da un poco de no-sé-qué que todo este tren de pensamiento haya nacido de un email de Starbucks. Da la impresión de que lo consumo y lo promuevo y no es el caso ⏤hashtag not an ad. Trabajé hace poco con ellos y todo bien, no es un mal café by any means, pero no son el lugar al que yo, personalmente, vaya por café. Al menos no hoy en día. Salvo que me quede inevitablemente de camino, como por ejemplo, entre el lobby de un hotel y mi cuarto en dicho hotel.

Mi intención el día de hoy era escribir cualquier otra cosa, por cierto. Algo que me visitó anoche, antes de dormir, sobre hechos concretos versus verdades personales. Sin embargo, ya se me hizo muy largo para empezar ahora. Voy a tener que cambiar el título y guardarlo para después. Igual, me di cuenta al tiro que no funciona si tengo que poner la fecha al comienzo. Siempre quiero poner la fecha en español, pero el texto se manifestó en inglés y no quiero traducirlo. Ergo, incongruencia de formato y eso, sencillamente, no puede ser.

ESTE ES EL TIPO DE PAYASADAS QUE PIENSO CONSTANTEMENTE, HOLA, QUÉ TAL.

Ya. Si bien ninguna de mis entradas tiene sentido o importancia, menos ahora, tampoco deseo agregar otra fuga accidental/pésimo ad para el café de la sirena a la colección. Retomaré algo de propósito y les contaré, antes de que se me acabe la batería, otra cosa mucho más corta que también me visitó anoche: un sueño.

Estaba en un lugar no identificado viendo una película con mi amigo Adriano cuando, lógica de sueño, se nos unió Olly, de la banda Years & Years. Estábamos tirados en unos colchones en el suelo y no estaba del todo cómodo, por lo que pensé que el lugar no podía ser mío. Debía ser un departamento muy de gente joven o un backpacker. Pero era una casa, MI CASA (solo que bastante más grande y cero parecida a mi casa). Lo descubrí cuando bajé a la cocina por vino. «Tengo dos botellas de vino abajo», les había dicho, y cuando fui por ellas, noté que ambas ya estaban abiertas.

«Ugh, mi mamá se ha tomado mi vino», pensé. Entonces escuché el televisor en un cuarto contiguo. Era mi hermana, viendo alguna huevada en el sillón. Probé ambos vinos, decidí por el que me supo más rico y volví a lo que entendí era mi cuarto. Tomamos, vimos algo. Hedwig inicialmente, pero lo cambiamos porque no se veía bien. No recuerdo qué vino después. Le dije a Adriano que me quería chapar a Olly y se rió. «¿Tú? Qué raro». Pronto descubrimos que Olly estaba muy en la lógica de los tríos y nos descomputó. Me quedé un rato abrazando a Olly, aprovechando el pánico, pero ahí nomás quedó ⏤ahora me da mucha risa la cara de Adriano.

¡Siguiente acto! Estamos camino a un concierto de Britney Spears en Chile. Olly no es parte de la nueva configuración. En su lugar aparecen varias otras caras familiares, incluido un conocido de la secundaria de quien no sé nada desde hace casi veinte años. Solo lo saludé y seguí mi camino, tampoco éramos tan amigos. Yo ya conocía el venue, había ido para un festival ⏤en la vida real nunca he ido a un festival en Chile⏤, así que naturalmente yo lideraba. De pronto, veo a alguien acercándose a la puerta desde otra dirección, dirigiendo un pequeño grupo.

Mi buena Judy, José Carlos, había llegado con su propio bouquet de cabras. Qué alegría encontrarnos todes ahí. «Va a estar increíble», dijo una. «Ya, pero tenemos que comprar comida afuera antes que empiece porque adentro no hay nada», respondí. Todavía era temprano y según yo adentro solo había «choripán a diez mil pesos». Ahora me causa mucha gracia el detalle de los diez mil pesos porque en realidad no sé cuánto es eso. Lo googleé al despertar y resulta que son como 40 soles o casi 12 dólares. Sí, pues, absurdo por un choripán. Also, no un completo: un ~choripán~. Ja.

Nadie estaba tan preocupado por comer como yo, así que as a group seguimos inspeccionando el lugar. Por fuera, era como cualquier estadio o arena, pero por dentro era una especie de centro comercial mutante. A veces había tiendas; otras, ~experiencias~. Ambientes pequeños, decorados de una u otra forma, todos diferentes. Las conexiones entre un nivel y otro eran unas estrechas escaleras de caracol, como en una casa muy vieja. Nos tomamos fotos en todas partes porque gays.

Adriano me preguntó dónde estaba el local de comida BBB más cercano. Le dije que había que regresar por donde vinimos, a una suerte de patio de comidas/mercadillo, muy parecido al de Las Vegas donde Daniel y yo comimos ramen casi todos los días, pero versión LATAM. Recomendé un lugar que tenía un buen *algo* a buen precio. Qué diablos sería, ya no recuerdo. Acto seguido, estamos caminando por una carretera, rumbo a este lugar. Mi cerebro no pudo tolerar tanto glitch en la simulación y me desperté.

Lo primero que pensé fue que este venue, no los espacios internos que cambiaban como si estuviéramos en Harry Potter sino la carcaza, era real. Estaba convencido de que había ido a un lugar así, que si bien no estaba en Chile, estaba en alguna parte. Tenía un recuerdo vívido de la estructura y estaba absolutamente seguro de haber estado ahí, pero cuándo. ¡Dónde! Estuve tirado en mi cama un buen rato, rebuscando en mi memoria, y no pude llegar a ese lugar. Creo que efectivamente no existía.

Entonces me hice una pregunta que con frecuencia me hago porque mis sueños son súper así. Si mi recuerdo de haber ido a ese mismo lugar en otro momento, con otro storyline, también era un sueño, ¿fue parte de este mismo sueño, del día 53, o me inventé el mismo lugar dos veces, en dos sueños diferentes? A veces no sé si uno tiene sueños recurrentes o en el mismo sueño sueña que ya soñó.

Bueno, nada. Sigo loca.
Y me olvidé de comer, así que adiós.

La casa de las flores

4 de mayo de 2020

Día 50 de la cuarentena. Cincuenta.
C I N C U E N T A.
Técnicamente el día recién empieza ⏤son las 4:16 am⏤, así que hablemos del ayer.
Tuve una videollamada con una pareja de amigas.
Tomé un par de copas de vino.
El viernes me tomé casi todo un six pack de Coronas viendo la maratón en que Drag Race se ha convertido, así que me quise calmar un poco.
Empecé y terminé la última temporada de La Casa De Las Flores, también. Qué manera de prenderle fuego a lo que fue una gran serie.

Otro tema. He tenido sueños rarísimos este último fin de semana, todos muy bien ubicados en el universo Pandemia. Que tenía que comprar algo y no había, que veía un live en instagram, que mandaba stories de Mónica Zevallos al chat grupal. Qué indignante que ahora esos sean mis sueños.

Tuve una pesadilla también, de la cual no recuerdo absolutamente nada. De hecho creo que nunca comenzó. No sé si todos saben reconocer cuando un sueño está apunto de convertirse en pesadilla. Yo siempre puedo y soy capaz de detenerlos en seco. Pero esta vez me asustó más abrir los ojos que seguir durmiendo. Desperté con un dolor espantoso en el pecho, el corazón me latía a puñetes. Nunca me había pasado, no me podía ni mover. Pensé en lo horrible que debía ser un infarto, si esto ni siquiera se comparaba.

Sabía que no se prolongaría mucho más, que ya despierto me iba a calmar, pero tuve que concentrarme para aguantar mi dolor todo lo que duró. Mi corazón fue retomando su ritmo normal y me quedé dormido casi de inmediato. Pero cómo me dolió, csm.

Después de eso tuve otro sueño-pandemia, pero más bonito. Estaba en un taxi con alguien que no representaba a nadie en particular. Me tenía abrazado y yo le acariciaba los brazos. Me decía que me quería y yo pensaba «yo no creo quererte en lo absoluto, pero se siente bien tocarte. A ti, específicamente; así que quizá sí te quiero y no lo sé. O podría, no lo sé». Me sentí un poco mal. Por él, que me quería; por mí, que no; por los dos, que no estábamos usando máscaras. «Porque, ¿y ahora?».

El domingo fue un día particularmente nefasto, ¿no?
Siento que la humanidad se esforzó por ser excesivamente asquerosa y estúpida. Empecemos por aquí.

Vi un tiktok de una cabra blanca que podía alegremente demostrar su racismo, mas no aceptar que era pasiva. Ambas cosas me corroyeron, una más que la otra, aunque nunca supe cuál. Se turnaban para darme rabia.

Me imagino que si leen mi blog son parte de la mariconada y/o la apoyan (se agradece encarecidamente su colaboración). No necesitan que les cuente que la intolerancia también existe entre los LGTB+ ⏤homo/bi/transfobia interiorizada⏤ o que es tan o más espantosa que la de los heteros. Pero sí quiero decirles algo en lo que he pensado mucho ayer.

¿Se acuerdan de esa línea de Sospechosos Comunes, «the greatest trick the devil ever pulled was convincing the world he didn’t exist»? Bueno, el mejor truco que haya ejecutado la homofobia, bifobia o transfobia es convencer al mundo de que es una broma.

No me alcanzan las palabras para resaltar cuán perniciosa es esa mierda. Ni siquiera ha terminado de ser enunciada y ya nos robó toda capacidad de reacción. Porque sea cual sea nuestra respuesta al «chiste», ya estamos exagerando. Piensen en cuántas veces hemos visto que, cuando alguien los confronta, los atacantes se refugian en el «ay, pero lo decía en broma», «no es para que lo tomes tan a mal», «es una gracia, no es para tanto».

Yo, el ofendido, sé perfectamente la asquerosidad que me acaban de decir. Pero no puedo probarlo. Porque para la masa heterosexual, la más ignorante, la que no tiene puta idea de lo que es estar en mis zapatos, podría ser una broma. Y algo «gracioso» jamás podría ser malo.

ESA es la intolerancia que perdura, capaz de instalarse entre los propios LGBT+. Ahí están los huesos de esta mierda. Hasta el más obtuso puede llegar a entender que el «maricón de mierda» que te gritan con odio desde la ventana de un carro es condenable. Que si un matacabros, efectivamente, mata a un cabro es reprobable y punible. ¿Pero el chongo? ¿Joder al afeminado? ¿Burlarse de la pasiva? Nooooooo, ahí ya creo que están exagerando estas locas huevonas. «Es broma».

Something to think about, no?
Igual que lo que vi minutos después en Twitter, que hizo de mi espíritu un basural en llamas.

Vi este video nefasto de gente rompiendo la cuarentena EN MASA para unirse a una suerte de procesión fúnebre en Piura, donde el difunto ⏤el alcalde o algo⏤ murió PRECISAMENTE de Covid-19. El texto que acompañaba el tweet decía, entre otras cosas, «quién responde por esto».

¿Quién responde por eso? ¿En serio creen que, después de DOS MESES de advertir, explicar, declarar Estado de Emergencia y compartir datos actualizados CADA SEMANA, alguien debe hacerse responsable por esto?
Perdón, ¿ya qué más se puede hacer por estas personas?
Nadie tiene la responsabilidad de salvar a quien insiste, constante y estúpidamente, en ponerse en peligro. At some point, enough is enough.

Les pasará lo que les tenga que pasar. Claramente ellos están asumiendo ese riesgo y les importa un pito. Lo que me indigna es cuánta gente que sí está cooperando con el Estado de Emergencia y obedeciendo las recomendaciones de las autoridades se verán expuestas por estos idiotas.

Ninguno de nosotros quiere estar encerrado. Para algunos, estarlo es crítico. No tienen el privilegio que otros tenemos, de pasarla bastante cómodos y sin preocuparnos por qué comeremos en un mes, en una semana, en un día. Pero aquí estamos todos, odiando la situación e intentando seguir las reglas en la medida de nuestras posibilidades. Porque es lo MENOS que podemos hacer.

No somos economistas o funcionarios públicos, no somos personal de salud, no somos científicos trabajando en la vacuna. No tenemos cómo realmente ayudar a resolver esta situación porque casi nada está bajo nuestro control directo. EXCEPTO RESPETAR EL PUTO ESTADO DE EMERGENCIA. Es la única miserable cosa que podemos hacer por y para nosotros mismos.
Si no pueden entender eso, glaséenles la torta con Clorox and…

Dreamland

3 de mayo de 2020

Terminé de ver Hollywood. Estuvo bien.
La historia de los protagónicos ⏤los jóvenes⏤ es cualquier cosa.
El galán, el director, las aspirantes, meh. La pareja gay también, cualquier cosa. Ricos, sí; pero cero química. Demasiado monses todos.
O sea, estaba bien. Huevonxs ricxs culeando por sus sueños en sus ropitas de fantasía erótica de época. Nothing to write home about.

¡Ah, pero las viejas! VEINTE PUNTOS.
Toda la serie bien podría haber girado en torno a Patti LuPone, que para sorpresa de nadie, estuvo espectacular. Nominación sí o sí, premio quizá. Lo mismo Jim Parsons. El villano queer que nos merecemos.
De hecho, actor/actriz mayor o igual a 45 años es igual a 100 sobre 100.
Michelle Krusiec, Queen Latifah, Mira Sorvino, Joe Mantello, Dylan McDermott, Rob Reiner, Holland Taylor, LEGENDS.

Cada vez que cualquiera de estos aparecía, it was over for other hoes.
Incluso con papeles considerablemente más pequeños ⏤Krusiec y Sorvino, en particular, para mí⏤ contaban una historia muchísimo más rica que los otros pavazos. Sin todos ellos, hubiera sido un real bodrio porque la historia no es taaaaaan buena. O sea, sí… pero no.

Quizá si la temporada hubiera durado 9 o 10 capítulos en vez de 7, podrían haber desarrollado un poco más algunos personajes o sus relaciones, que en algunos casos quedaron SÚPER flojos (lo siento, ¿pero esa pedida de mano? Absurda). Ese ha sido, creo, mi mayor problema con la serie. Algunos personajes eran un mundo entero ⏤LuPone, Parsons, Taylor y Mantello⏤ y otros eran de cartón. Por ejemplo, ¿en qué universo YO no apoyo a la pareja gay de una serie? ¡Me comí la idiotez de Elite en tres días SOLO por Omander! Pero estos dos no me dieron nada. Me van y me vienen.

Además en un momento sentí que la huevada pisó el acelerador y voló hacia el final. Uno simplemente tenía que alegrarse de que todo le salía bien a todo el mundo. Personalmente hubiera preferido que se tomaran el tiempo de hacernos sufrir un poquito más y realmente darnos algo to root for. Un final feliz así porque sí se siente un poco hueco. Sí, técnicamente todos trabajaron duro y tuvieron altibajos y bla, bla, bla; pero así las cosas, parece una cadena de accidentes felices donde en realidad (casi) nadie se ganó su happily ever after.

Pero si quieres sentirte bien y no buscarle tres pies a este gato utópico, Hollywood es un buen show. Yo no pude dejar de buscarle algo de lógica real a lo que claramente es una fantasía y por eso se me cayó un poco hacia el final. Error mío. Igual lo disfruté, ah, tampoco soy tan cínico. Tuvo GRANDES momentos, chief among them Patti LuPone cachando en una escalera.

I C O N I C.

(¡¿Se imaginan ser un actor chibolo y desconocido y que te manden a simular que estás reventando a Broadway legend and National Treasure, Patti LuPone?! ME MUERO, PUES).