Archivos Mensuales: junio 2013

You know what really grinds my gears?

Para los que no son seguidores de Family GuyYou know what really grinds my gears era el segmento que Peter Griffin tuvo en algún momento en el noticiero de Quahog. Durante este bloque, cuya cortinilla era la imagen de un par de engranes girando (o sea, gears grinding), Peter se quejaba de todas las cosas que le molestaban sin ningún orden o propósito en particular. So, anyway, estaba sentado en mi computadora, frente al suculento recuadro vacío de mi WordPress (which looks kinda like this), con todas las ganas del mundo de escribir, pero… no se me ocurría de qué. Tenía muchas cosas en la cabeza, no podía decidir sobre cuál quería hablar, todas tenían algún componente que me obligaba a guardármelas, no lo sé. Están pasando muchas cosas, amigos. Demasiadas. I’m a bit overwhelmed. De hecho con esas líneas, empecé a escribir un post y lo borré, porque hubiese terminado hablando de chamba y no quiero ni debo (acuerdos de confidencialidad and whatnot). En ese momento, un tweet del OpusDei Today, también conocido como El Comercio, apareció en mi timeline… «VIDEO: así fue la infartante sesión de fotos de Vanessa Terkes para SoHo». Infartante.

Infartante.

Infartante.

Infartante.

 

Entonces me dije a mí mismo YOU KNOW WHAT REALLY GRINDS MY GEARS? Que la prensa siga describiendo sesiones de fotos de la calata de turno con la palabra «infartante». O sea, desde Susan León y Olenka Whatyumacaller (me da flojera googlear su apellido) hasta cualquier zorrón del calendario Castrol, es la misma huevada desde 1980. ¿No hay sinónimos? ¿No pueden reformular la frase, por último? Estoy empezando a pensar que infartante actually means «alusivo a cualquier mujer hambrienta de fama que posa para el primer editor pajero que la llame cubriéndose únicamente el pezón con variopinta utilería, esperando que luego algún productor le tire un pan». Phew! Qué bien se sintió eso. Y ya encaminado, evidentemente no me voy a detener, so

YOU KNOW WHAT ALSO REALLY GRINDS MY GEARS? Los partidos de la selección. No entiendo cómo el país entero se paraliza para ver la misma película. O sea, sé cero de fútbol and even I know the score. Siempre ganan el primer partido, de lo que sea, la copa que sea, contra el país que sea. Basics and lessers alike se unen en un coro de «ooh, aah» y esperan impacientes el retorno de la gloriosa selección a un siguiente encuentro, donde, por supuesto, pierden. La gente grita, llora, se jala los pelos and I’m, like, did you honestly not see this coming? Luego vienen las calculadoras y la hinchada saca su Baldor para ver si es «matemáticamente posible» que aún lleguemos a lo que sea que tenemos que llegar. O sea, básicamente, rogamos que la incompetencia de los otros países sea tal que aún tengamos a fighting chance in hell. PS: ¿Empiezas a ver un patrón de comportamiento, peruano? En fin, luego salen, pierden de nuevo, algún tabloide publica una foto del Zorrito no-sé-qué chupando con una meretriz y la gente sufre y se queja de que «por eso pierden, para eso les pagan», etc, etc. Tipo, amigos, nueva cábala. Qué tal si la próxima vez NADIE los ve. Fácil si no los ven hasta el último segundo, la hacen.

YOU KNOW WHAT, TOO, REALLY GRINDS MY GEARS? Los putos #hashtags en Facebook. Facebook solía ser un lugar hermoso, ahora cambia cada tres segundos para incorporar cosas que funcionan en otras plataformas sin ningún criterio por temor a dejar de ser relevantes. Personalmente, espero que nunca lleguen a implementar las monstruosidades que se vocean, como poner publicidad en mi perfil o poner video ads con autoplay en mi página de inicio. Who are you, MySpace? Get it together, Zuckerberg. Aunque, NO, what really, really, really grinds my gears es la gente estúpida que todavía sigue invitándome a jugar Candy Crush o que se pone de status «si no comparten este mensaje, Facebook dejará de ser gratis». Have you ever heard of Google, bitches? GOOGLE THAT SHIT antes de compartirla y hacer el ridículo. En serio. I cannot at you.

Finalmente, YOU KNOW WHAT REALLY, TRULY GRINDS MY GEARS, THO? This bitch.

Back to you, Tom.

Sin título

Tres párrafos sueltos de momentos diferentes conversando.

 

No, realmente no lo recuerdo. Quizá algunos chispazos, pero no realmente. Tenía solo cuatro años. Recuerdo muchísimas personas, rodeándome como torres. Miraba hacia arriba y sus rostros deformes me decían que algo estaba mal. Sentí la gravedad de la muerte sin saberlo, estaba en el aire. Es mi primer recuerdo. La sirena de la ambulancia y la eficiente y agitada carrera de los paramédicos electrizaban el ambiente. No era normal. Alguien me abrazaba en una esquina, cubría todo mi cuerpo con el suyo y lloraba. Lloraba y me peinaba con sus lágrimas. A veces no sé si lo soñé, ya más grande, cuando me enteré de lo que hice. Encuentro difícil de creer que un niño tan pequeño pueda recordar  algo así, pero la forma en que todo oscureció de pronto marcaría a cualquiera, supongo. Si alguna vez tuviste un sueño que se transformó en pesadilla sabes a qué me refiero. Es… como una caída brusca en espiral en pleno eclipse. En un segundo, toda la luz se escurre y el corazón te late más y más fuerte, porque sabe que algo horrible está pasando, pero no puede ver qué es. Das vueltas y vueltas tratando de descubrir la maldad detrás de ti, hundiéndote más y más. Usualmente ahí es cuando despiertas, pero, en mi caso, fue allí donde me quedé dormido. Pronto lo olvidé, como un mal sueño. «Un único tiro en el pecho«, decían los reportes. Nadie había querido decírmelo.

A mi derecha, un grupo de hombre jóvenes hacen ejercicio en las barras públicas del parque. La energía que emanan es tan diferente a la del resto de personas en el parque. Son como animales, hermosos y ágiles, saltando unos encima de otros en espectacular sincronía. Son movimientos coreografiados y viriles, no una carrera desesperada por verse bien como los hombres que pasan a toda carrera con sus polos de maratonista y sus chips en la zapatilla. Ellos lo disfrutan y yo los disfruto. Es un espectáculo intenso. La belleza de la juventud es lo único que me distrae de la calma del mar. «No eres de las personas que pueden no hacer nada», me dijo. «Me temo que si dejas de hacer esto, no encontrarás algo nuevo que hacer. No lo buscarás siquiera, simplemente te dejarás ir». Me conoce bien. Sabe que soy de los que necesitan nadar para no hundirse. ¿Pero vale la pena seguir nadando cuando estoy tan cansado? ¿Y qué si quiero flotar, cómo sabe que no puedo?

Al regresar a mi piso, siento que todo está resuelto. La decisión está tomada. Lo dejaría todo por la oportunidad de liberarme, de sacarte de mí, de olvidar la muerte de mi padre. Siempre lo supe. Eventualmente tendría que escribir un primer libro y terminaría siendo sobre ti. Qué numerito has montado. Qué largos y robustos son los hilos que has tejido alrededor de nuestras vidas. Te llevo como un tatuaje en la nuca, sólo otros pueden decirme que aún estás ahí. Como anoche, cuando mis amigos me hablaron de ti. O hace un momento, en el parque, cuando ella me preguntó si sabía algo de ti, si te había vuelto a ver, si me había enterado de tus deudas. Debo confesar que tengo miedo. Me aterra que todas estas charlas sean la antesala de la guerra que nos debemos tú y yo. Te siento, como un animal que palpa el peligro que vibra en la tierra. He dicho demasiado, me he reído muy fuerte y quizá haya traído de regreso al monstruo que hace tantos años dejé atrás. Esta noche no podré dormir, así que mejor será empezar desde el comienzo. Y si no lo termino, si me hundo antes… pues, qué suerte la tuya, ¿no?

El riesgo de ahogarse por la oportunidad de respirar… yo lo tomaría.