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Mis dolores

Cada vez que sentí la mínima necesidad de volver a este blog, la re-lectura de mis últimas entradas

entumecieron mis dedos.

En parte porque me gustan mucho y, tanto entonces como ahora*,

no tenía nada de calibre similar que ofrecer.

Pero, más que nada, porque me recordaban cómo me sentí y me siento aún

con respecto a sus musas.

Hay algo curioso sobre ese tipo de dolores. Si los dejas, saben esconderse bien.

Esa es su misión. Enterrarse. No dejar ir.

Dales tiempo suficiente y un día olvidarán dónde se escondieron y ya no sabrán volver.

Ay, pero si los llamas antes de tiempo, vuelven a doler.

Estos últimos meses han construido un formidable sistema de aflicción subterránea que palpita

dentro de mí.

Sé dónde están, Mis Dolores.

Escucho sus pasitos aún

y sé que quieren ser escuchados,

recordarme que los corredores están abiertos y el impulso nervioso

tiene una velocidad demasiado feroz para la comprensión humana.

Saberlos lejos, sin embargo, me permite estirarme.

El corazón metafórico también es un músculo, Mis Dolores.

Lo estiro diariamente diez veces por diez segundos dos veces al día. Tres, si hay voluntad.

Un día, se soltará y su red de túneles se habrá disuelto tan lentamente

⎯ diez veces por diez segundos dos veces al día, quizá hasta tres ⎯

que habrán perdido el hilo sin notarlo.

Estaremos juntos para siempre, pero no sabrán doler.

No como antes,

menos que ahora,

inolvidables aún.

*A los demás, que me leen,

solo quería saludarlos.

Para ti

Te lo he dicho antes, quizá me oíste.
No sé si me escuchaste, quizá me interrumpiste.
Difícilmente me cortaste, no eres grosero, pero interrumpiste la escucha dentro de ti para concentrarte en tu respuesta.
Tiendes a construir tu argumento contrario en la segunda mitad de cualquier oración.
¡Y con lo que me cuesta terminar una oración! Tiempo tienes.
Pero quizá deberías escucharme con más atención.

Tu mente corre siempre, lo sé.
Quieres llegar rápido a tu punto. No para ganar, creo, sino para hacerte entender.
Porque quieres que te entiendan.
Es una de las cosas que tenemos en común ⎯ un anhelo muy humano, además.
Pero no hay prisa. No te tienes que disparar, no es una competencia.
Date unos segundos más para recibir, para procesar, te prometo que no te los voy a robar.
Porque yo también quiero que me entiendas.

Te lo he dicho antes, quizá me oíste.
Te lo diré de nuevo, por si acaso:
hiciste mi vida mejor.
Te lo repito para que no quepa duda:
mi vida es mejor porque entraste en ella.

Sé que eres de ejemplos concretos, te doy algunos.
Mis relaciones familiares nunca fueron mejores que cuando estuvimos juntos.
Reparaste con una sola mano lo que yo no pude por décadas. Lo sé porque, ahora que no estás, me cuesta mantener lo que lograste.
Nunca me dejaste mentirme a mí mismo. Me diste merecidas amonestaciones, casi siempre sin juzgar. Lo sé porque, ahora que no estás, la voz de mi consciencia es menos dura cuando repite cosas que tú me dijiste.
Me demostraste que, en mi juventud, viví con la ansiedad de perder, preocupado por una amenaza externa, cuando la felicidad está, sencillamente, en confiar. En creer, de verdad, en alguien más.
Lo sé porque es una lección de vida adulta que tú aún estás aprendiendo ⎯ y está bien.

Lo pongo por escrito para que lo leas cuando quieras y jamás lo olvides.
Me diste mucho porque tienes mucho que dar.
El amor crea. Construye un espacio donde antes no existía nada y una vez establecido, es inamovible.
Eso que fuimos ocupa ahora un lugar indestructible en el universo.
Yo me llevo un poco, llévate tú otro poco.
Transfórmalo en algo que te haga bien.
Quizá no estoy a tu lado, pero estoy de tu lado.

Te lo he dicho antes, quizá me oíste.
No desconfíes de tu propio corazón.
Es grande, es generoso, es más fuerte que ninguno y, si pocas personas te lo demostraron antes que yo, espero que después de mí sepas a ciencia cierta su valor.
Cuídalo, porque lo merece.
Cuídate, porque me conoces. Sabes que me preocupo.

Me pediste que te lo diga menos, así que no lo haré.
But I do.

Platform/Across

Twenty five years a teen

so much you ask of me

«would that I could»

age out of wanting you

like I did at thirteen

foreseeable routine

to covet those who’ve misaligned themselves to me

stripping me only for parts they need

that I happily part with

as if I had no value no value

no value at all.

Train’s a-coming, you know

if we won’t meet, I should board

but you stay on your side

I let thunder roll by

we stare each other down

we each mouth something but it hits the ground.

Ejercicio: -1

Quiebra en mi pecho la ampolleta 

que entraña la vileza de anhelar 

empantana mis tripas

descalcifica mis huesos 

desbasta mi piel desde adentro

y desviste el recorrido de mi sangre

urgente

humana

buscando

refugios que ya no existen 

dos tajos para trasegar

a un recipiente libre de afectos.

Ejercicio: +1

Téjeme a ti

con cada pelo de tu cuerpo

Enrama tus costillas

en las mías

perfora nuevamente

mis viejas cicatrices

que de nada sirven

si ya no recuerdan

Haz de mi algo monstruoso

que sepa y huela a ti

que brota y vuelve a ti.

Fortuna

Creo que puedo.

Creo que puedo.

De crear,

de creer.

Échate, una última vez

y derrama mi fortuna.

Procuro no guardarla

en la punta de la lengua

en la yema de los dedos

“esto también pasará”.

Échate como la suerte,

boca arriba.

Mírame.

Mírame bien.

No tengo miedo.

Es solo otra pequeña muerte

de las muchas que hay.

Instant

The very first time we met he took me by the hand in the dark

The world poured back and forth between our eyes, too

poorly-lighted, once or twice

Led me through dim rooms

corridors patio now back

rooms left-to-right office to bed-

room gingerly holding my fingers

pulling my hand to where light was

Still love that moment the softest

the opposite of blindness, a gesture

a kindred I instinctively knew

through the tips of my fingers alone

Time changes most but not all

things. I know through it all this keeps true

Even if we fall out

Even in the end

Even as we pack

For I know blindness of all things

and this was razor-sharp.

Camera roll

Reverence for all things past

is a reflex          unexamined

sometimes useful, like scars

often useless, like stored documents

at its most unremarkable, a daily haunting

of futures that have stalled

reaching through the screen

like light from long gone stars.

Identical hand twin

For all my clownery, I’m surprisingly insightful ⎯nay, damn near clairvoyant!

See, I’ve met the boy.
He reminds me of all things I’ve said I needed, verbatim
and some needs I couldn’t voice.
I’ve put off putting it down
here ⎯blog jinx, kiss of death!
But I’m showing.

Kept my geriatric pregnancy a secret, as one does in the early stages,
wishing for clockmaking sunsets,
for a fast-spinning gentler world
to tenderly place me on the right day’s palm.
Yes, I’ll carry this to term day.
Yes, I can tell my friends
day.

When that day came and went, its lack of fanfare
made it all the more special. It was just there.
It was real ⎯we don’t really celebrate real, do we?
We are told we want the tale,
we want to give our hearts away and receive another in return,
one that we now own, and goes the way all property does
obsessively looked after lest it be stolen or lost ⎯and you better not lose it,
because losing makes us losers and nobody loves a loser!
Shut up.
This could all end tomorrow and it wouldn’t diminish what I’ve gained.
Delicate creatures die in hands cupped too tightly.

We don’t celebrate real enough,
we don’t appreciate the reality of being two people together,
who quietly go about their love,
wanting for the other what they want for themselves.
Closeness, travels, personal space,
forgiveness, individuality, support.
It’s the strangest feeling, loving yourself through loving someone else.
I will admit to that.

It’s funny, I thought I knew exactly what my falling in love would look like.
In a way, I did. It does kind of look like what I said.
But he has decidedly put his little spin on things.
And spun I have, around a stubby finger that looks nearly identical to mine!
It’s uncanny, the way our hands look almost exactly the same.
And that’s kind of how it all feels: uncanny.
It looks like something I’ve known forever, like the literal back of my hand
yet still surprises me ⎯makes me nervous?,
because it’s not.
It can’t be, there’s only one right hand of mine!
I don’t know how to explain it.

I’ve always hated the way my hands look, by the way.
Among many other things, as it is the human condition to think we’re hobbling trolls.
Now I’m learning to love that which once I thought was unlovable about me, silly as it sounds.
Not necessarily because he loves those things,
but because he shows me how absurd it is to be afraid or ashamed or bothered by them.
That mending won’t go away if he ever does, so that alone is forever a win.

It’s all quite the journey.
From which I should be utterly spent, yet somehow feel like I’m finally resting?
I’d keep going but his cat, the most loving, well-behaved cat I’ve ever encountered,
is currently stepping on my keyboard searching for love.
I’m both afraid she might delete the whole thing and eager to stop my rambling to squeeze the shit out of her.

So that was the update, whoever you are that still reads this.
You can stream Under Rug Swept‘s underrated healthy love anthem You Owe Me Nothing In Return for a way better take on this particular matter.
Alanis will explain it far better than I can.
Toodles!

El juego de las sillas

29 de mayo de 2020

El grueso de esta entrada la escribí el 12 de mayo, a puertas de cumplir dos meses de cuarentena. No sé por qué la dejé sin publicar si ya estaba lista. ¡Lo peor es que ahora ni me importa! Ha pasado tanta mierda entre entonces y hoy ⏤en general, digo; no a mí⏤, que ni siquiera recuerdo qué provocó que piense en esto. Solo Knee sabe en qué estado emocional estaría. Loca, obvio. Murmurando en la cocina, peleándome sola.

Si bien es un poco huevona la situación, creo que cae en la categoría de «no sé quién necesite ver esto, pero…». De pronto a alguien le viene bien leerlo, sentirse acompañado en esta situación diseñada para avergonzarnos o algo. Sé que no soy la única persona soltera y despreocupada en sus early-to-mid-30s. Pero también sé que el mundo parece empecinado en hacerme sentir mal al respecto y cuestionar cuán genuina es mi serenidad.

«¡CÓMO PUEDES ESTAR TAN TRANQUILA! ¡SOLA! ¡A TU EDAD! ¿NO EXTRAÑAS ESTAR CON ALGUIEN? ¡NO LO CREO, ESPERANCITA!»

Efectivamente, cuando uno hace su vida tranquilamente de a uno (valga la redundancia), esta sociedad binaria no puede esperar a meterse en su cama y agitarle las sábanas. «¡Todos quieren una pareja! Quien diga que no está tratando de no quedar mal, porque no la tiene».

Este ostracismo de los solteros es absurdo y deliberado, como cualquier otro sistema de control disfrazado de naturaleza. Pero no voy a ponerme denso. Solo voy a señalar un error en su lógica. Que uno esté tranquilo siendo soltero ⏤incluso que lo disfrute⏤ no quiere decir que no considere tener una relación. Considerar una relación ⏤incluso desearla⏤, por otro lado, tampoco significa que estamos sufriendo su ausencia. Los solteros felices no somos Lucky, preguntándonos por qué nos visitan las lágrimas cada noche.

Mi caso como muestra. Desde que empezó la cuarentena he escrito o tuiteado sobre mis sueños con frecuencia. En parte porque es el único lugar donde me suceden cosas interesantes que contar. En la vida real lo más chévere que me pasa es aventurarme a supermercados cada vez más lejanos. Olvídense lo que fue cuando me animé a ir hasta Plaza Vea de Dasso. LIT AF.

Anyway, en algunos de mis últimos sueños me descubro en escenarios románticos con alguien. Por lo general, tanto el contexto como la persona varían. Abrazando a un crush, viendo tele con un ex, chapando con un desconocido, da igual. El resultado es el mismo: THAT feeling, el del comienzo. Luego me despierto y como viene, se va.

Una vez que la fantasía me ha dejado, entra mi realidad. Muy Virgo, empiezo a evaluar si, de ser real, ese escenario específico sería buena idea. Con el desconocido no hay cómo saber, pero con los crushes y los exes por supuesto que sí. Después de contrastar cuidadosamente lo que quiero y lo que sé de esa persona, termino por sacudirme la idea. Así, con mucha calma, continúo con el resto de mi día.

¿Lo extraño? Sí, a veces. Pero tampoco es como que estoy lamentándome en casa, solo como el hongo. Bueno, not right now porque estamos en cuarentena, ¡pero por lo general tengo otras alegrías! Más cortas, sí; pero no menos satisfactorias. Tengo amigos que me quieren y desconocidos que me quieren aún más.

I enjoy casual sex, sue me! Me gusta salir con gente que no tiene mayores pretensiones, que no se proyecta más allá de una primera noche de diversión. ¡Quizá ni eso! Una buena hora y adiós. Si algo «más serio» pasa luego, pasa; pero por lo general desconfío de la gente que se engancha en dos segundos, porque no se está enganchando a ti sino a su idea de pareja. O peor, al reflejo de ellos mismos con pareja.

Mi casual dating no quiere decir que esté buscando específicamente gente que no me quiera volver a ver. Todo lo contrario. ¡Creo que potencialmente cualquier persona está en capacidad de sorprenderme gratamente! Pero si no sucede, también podemos pasarla bien mientras dure ⏤however long that may be.

No soy incapaz de emociones más complejas. He tenido relaciones y las he disfrutado. O bueno, si no las disfruté al menos aprendí (y esa es la palabra mágica). Tampoco prefiero una cosa sobre la otra, ambas tienen su gracia. Pero esa relación larga, «eterna», de la que hablan los apologistas de la ~vida de pareja~ just hasn’t happened yet.

¿Me gustaría que pase? Claro, por qué no.
¿Voy a HACER que pase? Primero muerta.

Invoco nuevamente la palabra mágica: aprender. De mis exes aprendí lo que quiero y lo que no; lo que es compatible no solo con mi vida actual sino con la que deseo ⏤y cuánto de eso puedo negociar u ofrecer libremente con tal de hacerles parte de esa vida. También aprendí mis límites, lo que merezco, lo que no podría ceder.

No acepto ser manipulado hacia una relación con tal de no estar solo. O para satisfacer las demandas de terceros, que por alguna razón exigen que nadie esté solo. No sé ustedes, pero yo no necesito estar rodeado de gente. ¡De hecho la pandemia no alteró mucho en mi vida, más allá de impedirme viajar! Me gusta estar solo. Me gusta estar con alguien también. But I’ve been coerced into the wrong relationship before. Nunca más.

Y a veces son solo eso, las relaciones equivocadas. Mi relación no era mala, simplemente no era la correcta. No éramos compatibles, él no era con quien quería estar. No soy incapaz de ceder y capitular. Sé que las relaciones requieren concesiones. Pero también sé que hay dealbreakers y cerrar los ojos «para no estar solos» es una idiotez. La factura siempre llega.

Con los años, en un esfuerzo coordinado entre nuestros temores mortales y la sociedad heteronormada y patriarcal, ese «para no estar solo» empieza a mutar en un «para no quedarse solo». Rechazo 👏🏽 al 100% 👏🏽 esa 👏🏽 propaganda 👏🏽 de mierda. Me REHUSO a aceptar la mentalidad del juego de las sillas, ¡como si no hubiera aprendido nada!

A los treinta, empezarás a notar que el mundo redoblará sus esfuerzos para convencerte de que «no podemos jugar para siempre». La música acabará a cierta edad y si no nos sentamos en una silla, CUALQUIER silla, seremos los únicos de pie. ¿Y? Si soy el único de pie, caminaré hacia la música, me pondré audífonos y me la llevaré. Sillas hay en todas partes. Si alguna me acomoda, la levanto.

Nadie pierde su humanidad porque no formó una pareja, dejen de obligar a la gente a conformarse con cualquiera para no tumbar su cómodo status quo. La misma huevada que mirar con pena a las mujeres que no tienen hijos, por las razones que sean. Yo no siento que haya perdido mi valor teniendo 35 y siendo soltero y sin hijos. Es de puta madre. Al menos por ahora, que aún me veo joven y más o menos deseable ⏤ equis de.

No se preocupen tanto por los solteros, amigos de las sillas. Estamos todos bien. De última nos sentaremos en el suelo a escuchar música, cosa que les conviene. Porque tarde o temprano, cuando descubran que su silla era terriblemente incómoda, por lo menos la mitad de ustedes se nos unirá.

Mientras tanto, aquí seguiremos muy tranquilos, culeando en armonía y visitando amigos con y sin silla. Don’t judge, xx.