El 31 de marzo de 2014, los usuarios de OKCupid que intentaron acceder a su perfil a través de su navegador of choice, Mozilla Firefox, se dieron con una sorpresa. El sitio de citas les pedía utilizar otro navegador para acceder a su cuenta, ya que utilizar Firefox iba en contra de todo lo que OKCupid representaba. ¿Qué era eso exactamente? Pues, el amor. OKCupid prides itself en entablar relaciones románticas de largo aliento entre personas afines, independientemente de su orientación sexual. Siendo esto así, la empresa no podía in good conscience apoyar a Mozilla, cuyo entonces flamante CEO, Brendan Eich, se oponía al matrimonio igualitario en Estados Unidos e incluso había realizado generosas donaciones a favor de la infame Prop 8 de California. TRES DÍAS DESPUÉS, Brendan Eich ya no era CEO de Mozilla.
No les voy a mentir, yo usaba Mozilla en la oficina y ese último lunes de marzo, me bajé Chrome y borré Firefox. Participé del boicot y me sentí muy bien al respecto. No vi ningún problema en ello, actually. Me pareció lo justo. Pero cuando el comediante Adam Carolla declaró que la «mafia gay era real»; el conductor de TV gringa Bill Maher (a propósito de Brendan Eich) bromeó que hay, efectivamente, «una mafia gay y si te cruzas en su camino, matan tu carrera» y, peor aún, drag legend and sissy walk advocate RuPaul sentenció que la comunidad gay se «devorará a sí misma desde adentro», tuve que detenerme a pensar. ¿Hay realmente un problema? ¿Estamos abusando de nuestro poder?
Honestamente, y voy a adelantar mi conclusión porque no quiero dejarla para el final y que la mafia gay me malinterprete, en el caso de Eich, no. CERO me arrepiento de boicotear a Mozilla o a cualquier negocio que done dinero para imponer leyes que coaccionan libertades ajenas. I truly believe he deserved it. Si vas a dar un culo de tu plata para frustrar los derechos de otros, mereces perder la fuente de esos ingresos e irte de puntitas a la mierda (#WTGpromo #WatchAjZombiesOnYoutube). Pero en otros casos, me parece una idiotez, un exceso. Retomemos los ejemplos y la estructura lógica de este essay para que entiendan a qué me refiero.
Para Carolla, quien fue señalado públicamente por una revista como homofóbico, la comunidad LGBT se ha convertido en una «mafia que exige que todos se disculpen por cada broma y retracten cada statement». «Si tuviera un problema con los homosexuales, no podría trabajar en este negocio», agregó y con toda razón. De hecho el director de su última película es un hombre gay. Puede que Carolla no me dé risa y me parezca diseñado para apelar a lowbrow bros or straight-up rednecks, pero no deja de tener un punto. Los comediantes se burlan de todo y de todos, that’s why they’re funny. Carolla solo tiene la mala suerte de ser un hombre blanco y hetero. Sus opciones de burla son limitadas. No como, digamos, una mujer negra, gay y judía. ¡Imagínense todos los chistes que ella sí tendría permitido hacer!
Para Maher, otro comediante/late night show host, el caso de Eich devela un elemento radical dentro de la comunidad gay que administra «justicia» y political correctness como Marcellus Wallace (not looking like a bitch since 1994). Ciertamente, ahora, RuPaul debe estar de acuerdo con él. Este reality show host también se enfrentó a la furia santurrona de la comunidad LGBT (oh, the irony) por hacer una broma sobre trannies (transexual en gay lingo). OF ALL PEOPLE, la última persona que pensarías que caería víctima de la mafia gay es otro gay y, particularmente, ESTE gay which happens to be a drag icon. «Hemos perdido nuestro sentido del humor por ser políticamente correctos», comentó en su momento. Para quienes no lo conozcan, digamos que decirle homofóbico a RuPaul es el equivalente a acusar a Coco Marusix del mismo crimen. And you know what? My girl Ru’s right. Political correctness has sucked our funny bones dry.
A veces ES GRACIOSO, supérenlo. Si realmente no hay mala sangre detrás de un chiste, ¿por qué hacen tanta pataleta? Mi gay-straight bromance con uno de mis mejores amigos está basado en insultos constantes. Él me grita maricón de esquina a esquina, yo le respondo qué quieres, bebita. Él me dice que no entraré al reino de los cielos, yo le digo que en el fondo es cabra. Obviamente, ninguno de los dos lo dice en serio, so what’s the problem? Si realmente creyera que él firmaría una petición para que yo no me pueda casar, obviamente no seríamos amigos, but I don’t ‘cause he wouldn’t. Así que qué me importa que me haga chongos huevones sobre anos todo el día, it’s fucking funny!
However, a veces SÍ hay algo oscuro detrás de una broma. A veces SÍ hay mala sangre o, al menos, lo parece. Es muy probable que en la mayoría de los casos, la gente que las dice ni siquiera sea consciente de lo que esconden sus palabras. And you know me, I’m an educator. Hoy vi un post de Facebook donde gente de mi chamba (y algunos extraños) dejaba correr su lengua alegremente, sin percatarse de que alguien que podría ofenderse por lo que dicen los estaba leyendo MUY atentamente. En este post se concentraban buenas y malas prácticas en gaytiquette. De hecho, ese era el punto de este post, but since it’s running a little long, dejaré el análisis para la segunda parte. Brace yourselves, motherfuckers. Besitos