Archivos Mensuales: abril 2014

Oh, wow.

Hola, soy Luis y soy adicto a Netflix. O sea, aún estoy en la prodigiosa etapa de la adicción en la que me entrego sin reparos al hedonismo sin que me arruine la vida, but it’s an addiction nonetheless. El día llegará en que deje de ser funcional, de ir a trabajar, de salir a la calle, porque preferiré quedarme viendo Netflix. Sencillamente, lo sé. No en vano el término binge-watching se popularizó con la proliferación de estos servicios de televisión en streaming. Así es como en el poco tiempo libre que tengo, me he dedicado a ver series y películas. Particularmente, y me sorprende ligeramente dada la oferta, series y películas que ya vi.

Si me siguen en Twitter sabrán que recientemente maratoneé las siete temporadas de Buffy The Vampire Slayer todos los días sin parar. Sin falta, cada hora de almuerzo, veía por lo menos un capítulo mientras cocinaba, me servía y almorzaba. Cuando terminé de ver Buffy, me sentí perdido, confundido. ¿Ahora con quién almuerzo? Intenté con Family Guy pero los Griffin no son gente con la que quiera comer. ¿Qué hacer? ¿Empezar con la primera temporada de American Horror Story? ¿o House of Cards, de la que todo el mundo me habla? No lo sabía, neither felt right. Entonces, los vi. Mis viejos amigos. «Recently Added»: Skins.

Las series 1 y 2 (de UK, obviamente) serán por siempre las mejores para mí. Tan solo amo a todos los personajes. Nunca vi la 3 o la 4, pese a que estoy de acuerdo con la mayoría en que Effy es el mejor personaje de todos. No obstante, aunque Effy sea la mejor, mi favorita será por siempre y para siempre la fantástica Cassie Ainsworth. Cuando me enteré que regresaría para el series finale, Skins 7, enloquecí. Sin embargo, cuando salió Skins Pure, no la vi. Necesitaba revisar, repasar y revivir la historia original antes de llegar al gran final. Ese meta me hizo devorar Skins 1 y 2 en cuestión de días y la única conclusión posible es… Cassie is and always will be my absolute kindred spirit and here’s why.

Right off the bat, tenemos algo importante/horrible en común.

De hecho, Cassie hacía cosas que yo hacía. Como por ejemplo:

Y estoy seguro que mucha otra gente también ha hecho esto alguna vez, pero su concentración al hacerlo me hablaba directamente. Yo SÉ por qué lo hacía y en qué pensaba. No es tan infantil como parece.

Cassie era la outsider evidente, siempre en su propia cabeza… which was decidedly a strange and goofy place.

Pero también un lugar de reflexiones tan interesantes como inesperadas.

Seriously, bitch was deep like the cool blue ocean!

Y así de inestable.

Homegirl just went up…

… and down…

… and up…

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… and down again.

Y, como yo, no tenía ni perra idea de por qué la vida era así.

Pero sabemos que probablemente aún estamos cuerdos porque…

Deep down, we’re really just extremely sensitive… to everything and everyone.

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Hopeless romantics, even…

Ill-fated romantics, actually…

Whenever things seem to be going right, something’s always lurking in the shadows, isn’t it?

Oh, the mistakes we’ve made in stranger’s places…

Only to forget.

(I’ve actually said these words recently. Ugh, ¡mátenme!).

Pero, hey, estamos decididos a mantenernos optimistas. Cueste lo que cueste.

Nos alejamos de lo que nos hace daño.

Porque la vida no nos va a ganar. That bitch!

We demand answers! ¡Exigimos satisfacción!

We will put our game face on if necessary to hit Life with all we got.

We shall take no criticism.

And we will READ a bitch!

‘Cause we might be freaky but we’re still in charge.

Look at her, taking her sunglasses off like a mothereffin’ icon.

Ay, Cass…te quiero. Let’s start some shit!

Let’s show people how we roll!

(Shots? I’LL SHOW YOU SHOTS).

¡Hagamos la piedris en Holy Pop!

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Let’s dance our trouble away!

Porque si todo lo que sube tiene que bajar, it can work the other way around. 

So bounce, bitch. Bounce.

Buenas noches, Gabo

El día inició lento. No work, no nothing. Solo mis planes de ir a la playa a disfrutar del fin de semana largo. Hice mi maleta, me bañé, me tomé una cerveza. Business as usual. Me subí a un taxi rumbo a San Borja solo para descubrir que Gabriel García Márquez se había ido. Toda la magia del día se hizo humo. Qué oscuro se me puso el cielo de pronto. Mi adulto seguía fidgeting con el celular, escuchando las noticias, haciendo planes; mi niño, el que amó a Gabo, se sentó en un rincón de mi cerebro, mudo. No se levantó hasta mucho después. Nos abrazamos y soltamos unas lágrimas por nuestro favorito.

Aunque no había escrito nada en años y probablemente no lo haría jamás, no me gusta la certeza de saberlo. Es otro más. Uno más de mis héroes que se va. Cada vez son menos los que aún están aquí y me da tanta pena como pánico. Me entristece saber que no estarán más aquí para cargar el peso del mundo sobre su espalda, mi peso muerto. No estarán aquí para iluminarnos, para señalar el camino en la distancia, el que ellos ya vieron hace mucho. Me da miedo saber que cada vez son menos los que sostienen el fuerte, que su partida significa que ahora somos nosotros los que tenemos que alzar las manos y cargar el techo del mundo. Ahora soy yo el que tiene que hacer algo para que la sociedad no colapse bajo el insoportable tonelaje de su propia ignorancia y oscuridad. Ya no puedo ocultarme detrás de mis héroes porque todos están muriendo. Todos han envejecido y están encontrando, uno a uno, el descanso que se merecen por luchar contra toda la mierda que implica vivir en sociedad. Ay, cómo se lo merecen.

Pero qué cómodo estaba yo, aprendiendo de ellos, leyendo bajo la sombra que me daban. Cada vez son menos y la sombra es más estrecha. Cada vez estoy más consciente de mi papel, de mi deber. «El deber revolucionario de un escritor es escribir bien», dijo mi héroe caído. Me parte el corazón leerlo ahora, porque es cierto y él lo cumplió a cabalidad. Yo, sin embargo, he sido caprichoso en mis trabajos, he tomado a la ligera mi deber. Te debo más que eso.

Es tan raro que gente que nunca conocí pueda haberme conmovido tanto. Ese es el poder del arte. Ahora no me queda duda. Por eso me da tanta pena tu partida, Gabo. Y sé que todo el mundo lo va a comentar y saldrán los fans de última hora y a todos les llegará al pincho leer «esos» status de Facebook o tuits descorazonados, pero para mí el mundo es menos mágico desde hoy. De chico odiaba leer, if you can believe that, hasta que mi hermana me prestó Doce Cuentos Peregrinos. Hasta el día de hoy, uno de los libros que más quiero (porque yo los quiero). No pasó mucho tiempo antes de que yo mismo empezara a escribir y se lo debo, en gran medida, a Gabriel García Márquez.

Gracias, Gabo, por no ser aburrido, por ser mágico, por ser diferente. No me importa que seas por siempre mejor que yo (as evidenced by this blog), lo que importa es que me encendiste. Me diste permiso para darle rienda suelta a mi mediocridad hasta que, un día, algo me salga bien. Espero que así sea y te lo agradeceré llegado el momento. Buenas noches, héroe. Que descanses.

 

Ficciones verdaderas

For the muses.

 

 

Pues, a lo que iba. Estoy solo. Estuve hasta hace unos minutos en una fiesta con varios grupos de amigos diferentes, pero me fui. Temprano, supongo, considerando que es sábado y mañana no tengo absolutamente nada que hacer. Pero quería irme. No porque la fiesta fuera tediosa o aburrida — de hecho estaba buenaza —, sino porque de un momento a otro, me cansé de las luces y el unts-unts-unts, el olor a cigarro y turra alcohólica (no mía, por cierto, porque no tomé nada). Así que sin mucho aspaviento, cogí mi hoodie del festival, me despedí de todos y me fui. En el camino, una zancuda me dijo «hola» de manera sugerente. Esquivé la nube mortífera que la rodeaba y continué mi camino hacia la avenida. La idea de no tener que compartir un taxi hasta mi departamento me parecía extraordinaria. Darle mi dirección al taxista y alguna que otra indicación me parecía interacción suficiente. So I left. By myself. Lone wolf.

Quiero mucho a mis amigos, a todos. A los que veo poco, a los que veo mucho, a los que se ven sin mí, a todos. In no way should my running for the hills suggest otherwise. Pero de un tiempo a esta parte, actúo sobre mis impulsos y a veces estos me piden recluirme para estar conmigo mismo (a.k.a prestarle atención a las ideas que habitan en mí). Se aburren si no las escucho, you know… Lo más curioso es que después de un rato, in my fortress-of-solitude state of mind, me pillo teniendo conversaciones imaginarias con gente que no está ahí y que, de hecho, estaba allá. Sé que tengo problemas mentales, pero no son tan severos y no puedo ser el único, así que me veo obligado a preguntarme — y por extensión a ustedes, amables lectores —, ¿me pasa solo a mí? ¿Solo yo tengo conversaciones completas, full emoción, con gente que no está ahí? Tipo, no gente muerta or anything. Tampoco imaginaria. Gente real. Solo que no está físicamente conmigo, respondiendo.

Claramente me pasa cuando tengo algo que decir y no sé cómo decirlo. Me pasaba mucho cuando terminaba con algún ex. Todas las cosas que siempre quise decirle y no pude se desarrollaban en sendos unipersonales en el teatro de mi ventana. No puedo ser el único al que le pase. O quizá sí. Mi cabeza es un sitio complicado, pero me gusta. For the most part anyway. Excepto por las noches. Por las noches es difícil. Cuando todo lo demás está en silencio, puedo escuchar mis pensamientos con mayor claridad. No contentos con que los escuche, estos gritan y corren y no me dejan dormir. Me quedo tirado en mi cama por horas, con la cabeza apoyada en mi brazo, mirándome el antebrazo en la oscuridad hasta que las formas no me hacen el menor sentido. De pronto recuerdo cosas sin importancia. Recuerdo ser pequeño, en mi cuarto de infancia, temiendo que se metieran a robar a través de mi ventana. No sé por qué. Luego me sorprendo de cosas idiotas que se me ocurren, como que la tos y la risa empiezan en el mismo lugar y de la misma forma; sin embargo terminan en historias dramáticamente diferentes. No obstante, llevadas al extremo, ambas confluyen en lágrimas. Y no sé por qué se me ocurren estas cosas, pero se me ocurren. Las apunto y vuelvo a dormir. O a intentarlo.

De pronto es de día. Hice todo lo que tuve que hacer. O no. Pero estuve lo suficientemente distraído — ¿o concentrado?— para bajarle el volumen a todo. Y sí, estuve con gente y fui otra persona, que es la misma persona y que soy yo en parte y en teoría. Es gracioso como uno es tantas cosas y tantas personas con gente alrededor. ¿Y la gente que no está? Pues, la recreo. En cualquier momento me invade un recuerdo, me asalta la nostalgia, o la rabia, o lo que sea que me provoque la persona que ha viajado a través del tiempo y el espacio para tocarme la puerta y romper mi tranquilidad, para bien o para mal. Entonces les hablo. O les grito. O les sonrío. Luego vuelvo a donde estaba y me pregunto, no sin vergüenza, si mi diálogo se filtró al mundo real. Si lo dije o lo pensé. A veces no recuerdo las cosas. No recuerdo nada. Incluso desconfío de lo que sí recuerdo. No sé si realmente ocurrió. Siempre imagino finales alternos a situaciones que aún no han terminado, o tengo estas conversaciones extrañas en las que me veo haciendo algo drástico y diferente. Luego de mucho tiempo, me confundo y no distingo lo que hice de lo que no, lo que dije de lo que imaginé.

Nunca estoy solo, no realmente. Pues cuando estoy solo es cuando más acompañado estoy, cuando hay más ruido, porque hay tanto de mí aquí, hay tanto yo adentro, que nunca estoy realmente on my own. La noche es quizá la parte más caótica de mi día. Ergo, no puedo dormir. Pienso. Recuerdo. Shuffle. Cuando era más pequeño, imaginaba que alguien corría al lado del auto en el que iba al colegio. Lo veía a través de mi ventana, correr, saltar, sortear los obstáculos del paisaje urbano que fluía como un río gris y carmesí a mi lado. Pavimento y ladrillos licuados por la velocidad siempre parecen dar ese mismo color. Él saltaba por los techos, se colgaba de los postes, hacia taburete con los peatones y autos. A veces era el hombre araña y era más divertido (porque se colgaba con sus telarañas) y a veces era un chico sin forma, una sombra de mi imaginación. A veces me daba cuenta que era yo, pero no me veía como yo. Otra vez me he perdido en nimiedades y recuerdos intrascendentes. Otra vez me estoy viendo el antebrazo. Otra noche sin dormir, miss Kaysen.

 

You let it out, honey. Put it in the Good Book…

Con cada día que pasa, me siento más y más como un Cuasimodo de la vida real. Our very own Claude Frollo has taken upon himself the distasteful, abusive and just plain evil task of single-handedly squashing our rights. Así es, del creador de «los derechos humanos son cojudeces» y «la mujer vela porque la ropa esté limpia», llega… ¡el referéndum más inconstitucional de todos los tiempos! Así que detengan las máquinas, el primate… perdón, el primado… de la Iglesia Católica va a hablar.

He-who-must-not-be-named, porque me rehuso siquiera a mencionar su repugnante nombre, está instigando a las masas sin masa a someter a votación un tema que: a) no le afecta, b) no le incumbe, y c) no puede cuestionar porque son derechos inalienables, as in «art. 32. (…) no pueden someterse a referéndum la supresión o disminución de los derechos fundamentales de la per­sona (…)». That should do it, right? It should be enough. Bueno, en cualquier otro lado ese sería el caso, pero aquí no me fío de nada. ¿Qué tanto me puede defender una Carta Magna que arranca «invocando a Dios Todopoderoso»? No puedo confiar en la volátil orgía de Iglesia y Estado de este país. Un día le dicen que el derecho a la familia, a la igualdad y a la justicia es para todos y al día siguiente le dan carta blanca para que nos «enseñe» a vivir bajo sus reglas, which looks a little bit like this:

Al igual que el lujurioso archidiácono de Víctor Hugo, debo asumir que este pendejo vive atormentado por sus propios demonios. Imagino que no puede conciliar su recta virtud con su asquerosa codicia y sed de poder.  Este es el mismo infeliz que ha llevado a la PUCP a juicio para tratar de convertir mi universidad en otra plataforma para su alicaída Iglesia (¿y de paso hincar sus colmillos en la rentable herencia de Riva Agüero, asumo?). Es la misma escoria que «pide unión y dejar las rencillas EN NAVIDAD», pero cuando hay conflictos sociales y la sangre llega quite literally al río, pide que «no llamen a la Iglesia para apagar incendios». NO JOKE, pueden googlear todos mis quotes. Pero, pobre, debe tener una guerra nuclear interna entre el Bien y el Mal, ¿no? De otro modo, no puedo concebir que exista alguien tan increíblemente hijo de puta. Mírenlo. Con su sueldo pagado por el Estado. Por nosotros. Viajando al Vaticano. ¿Tú has viajado al Vaticano, amable lector? No, ¿verdad? Bueno, él sí. Con tu plata. Asumimos que su encuentro con el jockstrap del Papa fue algo más o menos así:

Sin embargo, tengo que sacarme el sombrero. Esta rata ha sido sin duda muy astuta. Ha metido en el mismo saco la unión civil y el aborto terapéutico. El primero es, incuestionablemente, un derecho que nos corresponde a todos en tanto somos seres humanos. Sabía que arremeter contra la unión civil, como alguna vez lo hizo contra la campaña Unhate de Benetton (SERIOUSLY, ¡QUIÉN SE OPONE A UNA CAMPAÑA CONTRA EL ODIO, #PARFAVAR, AUXILIO, NO ENTIENDO NADA!), era una causa perdida. Por eso, muy cuco él, juntó ambas controversias en un solo pedido porque sabía que el segundo no era 100% incuestionable. Ese margen de duda era suficiente para prender la mecha y quemar ambas propuestas where they stood. Brava, your unholiness. Una movida realmente inteligente. Y por supuesto si puedes confiar en algo es en las hordas piadosas del Perú, que se movilizarán y cargarán a este monstruo en el lomo all the way to the bitter end. Pero no se engañen. Ustedes son solo peones en su juego de poder. He don’t care ‘bout you!

Cada vez que leo lo que hace este hombre, me hundo en la más absoluta impotencia, en la más sombría desesperanza. Porque sé que lo van a escuchar. Leo los comentarios de la GENTE a las noticias sobre este tema y no puedo creer lo que leo. Carajo, ¿su religión no les enseñaba a amar al prójimo como a ustedes mismos? ¿Qué libro han estado leyendo ustedes, animales, que no han entendido nada? ¿Y por qué están tan empeñados en «salvar mi alma»? ¡Salven la suya! Pórtense como si la tuvieran. Yo no les quito su derecho a expresarse (otro derecho inalienable, by the way), incluso si me parece que son unos cojudos, ¿por qué me quitarían mi derecho a la justicia? Lo que más me indigna es que esta gente cree que tiene el más legítimo derecho de decidir sobre los demás, cree que todos estamos obligados a obrar bajo sus códigos. NADIE LO ESTÁ, LEAST OF ALL ME. Estamos todos de acuerdo en que matar o robar está mal. Perfecto, hasta ahí todo bien. Fuera de eso, voy a vivir como me dé la gana. Si no te parece porque tu religión dice que soy un enviado de Satán, I’m not, así que ese es tú problema. I’m so tired of waging this silly war.

And IT IS silly, pious boy. Desvivirse por someter a los demás bajo tus divinas reglas es la ridiculez más grande. Antes de ser cualquier otra cosa, éramos humanos. No formábamos parte de ninguna religión, de ningún partido, de ningún club. Can’t we go back to basics? (#LotusPromo #JusticeForBionic). ¿Por qué su ridícula obsesión de agruparnos a todos bajo lo que ellos consideran correcto? No lo entiendo. Encima tienen el cuajo de ponerlo en un conveniente libro, como si la imprenta le hubiera dado carácter notarial indiscutible. ¿Saben a qué me recuerda su bendito libro? Take a wild guess

En serio, piénsenlo… ni siquiera hay que modificar demasiado el guión y hace todo el sentido del mundo.

God: Oh, myself, I remember this!

Jesus: I haven’t looked at that in forever. Come check it out, Cristhians. It’s our Bible. See, we cut out mortals we don’t like and other deity’s pictures from the yearbook, and then we wrote comments.

Jesus: «Vishnu is a grotsky little byotch.»

God: Still true.

Jesus: «Buddha is a fat virgin.»

God: Still half true.

Jesus: Gays. They made out with a hot dog.

So there you have it… así de ridículo.

Beware of The Holy Plastics. Siguen cambiando el significado de su pinche libro cada vez que les conviene y parece que le fueran sumando páginas a discreción. Además, me imagino que ya saben por dónde vendrá su siguiente jugada, ¿verdad?

«El nuevo Papa es progresista», decían. «El nuevo Papa es diferente», decían. Wise up. Solo quería ser percibido como alguien moderno y likeable para poder hacer su siguiente movida (que ya la hizo hace algunos días, btw): «¡detengan la persecución! ¡ayúdennos, somos una pobre minoría y nos quieren silenciar! ¡que se respete nuestra libertad de fe!». Dicen que el mejor truco del diablo es hacernos creer que no existe. Pues el mejor truco de estos abusivos será hacernos creer que son víctimas. SO evil.

And it already started. The next effing chapter. BUT YOU’RE NOT GOING TO WIN, SO…