Hace algunos meses, conocí a un gato. Vivía en Miraflores, junto a una construcción. Como todo gato, era (y sigue siendo) ferozmente independiente. Evidentemente un gato callejero, techero, pero tan hermoso y bien cuidado que bien podría ser un príncipe felino autoexiliado. Los ojos celestes más lindos, la melena rubia, flaquito y elástico. Me encantó desde que lo vi. Pero ya saben cómo son los gatos. Les gusta que los acaricies, pero realmente no tienen dueño. They keep you around, nunca al revés. Además, este era un gato del mundo, le pertenecía a las calles y a sí mismo. Si hubiese querido llevarlo a casa, no me habría seguido. Si me hubiese seguido, no se habría quedado. So I made up my mind long before I approached him. I would pet him and let him be.
Los gatos me fascinan, siempre fue así. Tengo una conexión muy especial con ellos porque son un reflejo de mi propia personalidad. Pero yo soy un gato casero, me gusta que me quieran. Me gusta tener a alguien que me da lo que necesito y a quien ronronearle o ignorar olímpicamente cuando me da la gana. Así que, como gato que soy, sé perfectamente cómo aproximarme a uno. Me acerqué, me agaché y extendí una mano. Él se acercó sin dudar. Nunca duda, ni cuando cruza la pista. Lo acaricié un ratito y me fui. Para ese entonces ya no tenía a mi gato, así que necesitaba un poco de interacción felina. Esto ocurrió en varias ocasiones y poco a poco me fui encariñando con él. Pero siempre se iba. Desaparecía y regresaba semanas después, con cicatrices y marcas, pero siempre feliz. Una vez incluso volvió con los bigotes chamuscados, pero ronroneaba como si nada. Esa es la vida del gato techero and that’s how he rolled. I was fine with that. Es bueno no preocuparse demasiado.
Truly bonding with a cat, however, is a tricky business. Nunca sabes realmente lo que piensan o sienten por ti. Les gustas, claro, se divierten contigo, disfrutan tu compañía y reconocen que eres amigable y vale la pena quedarse un rato, sino no estarían allí. Pero no van a detener su camino por mucho tiempo. De hecho, este gato no lo hizo. Solo lo vi algunas veces más. Incluso me siguió a casa un par de veces. Jugamos, me mordía, yo lo acariciaba, juntábamos las cabezas, standard cat play. Su pelaje era tan cálido, siempre me sorprendía. ¿Hubiera querido conservarlo? No lo sé. Sí, quizá. Es, después de todo, el gato más lindo que he visto. Pero no creo que la transición a gato casero hubiese sido buena para él. No la habría aceptado, tampoco. Así que quizá ya no nos divertiríamos tanto. Me consideraría un carcelero más que un compañero gato y eso sería terrible para ambos. No me entendería (porque con los gatos no se puede razonar). No podría explicarle la diferencia entre una jaula y un hogar, que valgan verdades a veces la hay y a veces no.
Entonces, ¿qué? Apreciar al gato por lo que es, no por la mascota que yo quiero que sea. There are still wild, beautiful things out there and they will do what they’ll do. Te dejarán pasear con ellos, pero si lo tuyo no es lo suyo, eventualmente ambos tendrán que dejarse ir. Difícil, sobre todo con gatos tan lindos que solo te provoca acurrucarte en la cama y no salir jamás, pero no imposible. Por ahora extrañaré nuestros juegos hasta que lo vea de nuevo, porque con él nunca se sabe. Probablemente pasará un tiempo y regresará, con el pelo más corto o más largo, saltando feliz sobre sus patitas. I won’t hold my breath, pero si lo escucho maullar en mi puerta alguna vez, sin duda lo dejaré pasar. Además, imagínense si está lloviendo o algo.
PS: I was never talking about an actual cat.
Duh, of course it wasn’t a cat.
Hee hee hee, just in case someone’s not as clever as you.