Rayitas

Cuando era niño, uno de los drills más comunes para enseñarte a tomar correctamente el lápiz era hacer series de palitos. Línea sobre línea de rayitas verticales, una detrás de otra, se acumularon en mi cuaderno doble raya Minerva. Eran perfectas, así las recuerdo, y de hecho estoy seguro de que lo eran. ¿Por qué? Porque las hice con regla. ¿Cómo podrían haber sido otra cosa que pequeñas marcas perfectas, si las tracé una por una contra mi regla Artesco de 20 centímetros? La curiosa consecuencia de aquel ejercicio de perfección fue que, aunque el resultado era aparentemente notable, fallé en la verdadera misión. Ni siquiera me percaté de lo PÉSIMO que tomaba el lápiz mientras hacía mis rayitas perfectas. Estaba obsesionado con el resultado más obvio, con que mis palitos – que serían lo que la profesora viera – fueran inmaculados y perdí total perspectiva del real propósito de la actividad. Ahora cojo «mal» el lápiz.

A menudo pienso en ese episodio. Recuerdo a mi mamá diciéndome que lo hiciera con la mano, que no importaba que no fueran perfectas, que no me preocupara tanto; pero yo, terco, me molestaba y le decía que no, que lo haría así, que quería que fueran perfectas. Ella se rindió, pero yo no. Yo seguí haciendo mis rayitas con regla, missing the mark by a mile. Pienso en todo esto por la extraña relación que tengo con la perfección, con ser infalible. DETESTO fallar. Fallarle a alguien, fallarme a mí mismo, fallar en general. Lo aborrezco. Me provoca un malestar físico y mental que no me abandona hasta que puedo rectificarme ante mis propios ojos. Puedo excusarme, puedo inventar algo, pero no sirve de nada porque yo sé la verdad. I have an overwhelming urge to make it right and won’t feel better until I do. 

Yo sé que nadie creería esto de mí porque «soy un vago», «hago todo a última hora», «soy flojo», etc, etc. No niego que esa narrativa no contenga mucho de realidad, pero, sin importar lo que tenga que hacer para lograrlo, yo. Siempre. Cumplo. Sí, las razones por las cuales a veces tengo que empujarme al borde del colapso con tal de cumplir probablemente sean las arriba descritas, pero SIEMPRE llego, siempre lo logro y el resultado es, casi siempre, the very best I can produce. No porque tenga más días lo haré mejor. No porque trabaje más tiempo, saldrá mejor. No lo sé. Some people thrive under pressure and I am one of them. Pero cuando no llego… no sé si hay algo peor.

Nadie jamás me castigará más duramente que yo. Nadie se mortifica más por mis incumplimientos que yo mismo. No sé qué dice de mí, pero de verdad me enferma. No es temor al castigo. Es algo mucho más íntimo, más mío. Encuentro que la irresponsabilidad es tan asquerosa. Lo último que quiero ser es irresponsable aunque sé que me pongo en situaciones en las que el peligro de serlo aumenta sus probabilidades exponencialmente. Por eso, hago hasta lo imposible por no caer y tengo éxito. Termino, siempre, cumpliendo responsablemente mi deber, aunque me cueste muchísimo más porque me expongo a la irresponsabilidad.

Lo más gracioso es que las pocas veces que he fallado – «pocas» comparativamente, no es que me crea la cagada – han sido tan cojudas. Habiendo tantas otras ocasiones en las que me merecía fracasar sonoramente, en las que tenía todo en mi contra y aún así vencí, las veces que me derrotaron han sido realmente idiotas. Nivel de estupidez, tipo, «me tiré a 1,456 personas diferentes sin jamás haber contraído una enfermedad venérea y un día pisé un clavo y me dio sífilis». Ya, algo así. Así de ridículo, de absurdo, casi casi hasta injusto. Ugh, no sé. Ahora tendré que cargar con mi malestar, con mi sífilis en el alma, todo el día hasta que pueda enmendar mi error. Sí, estoy confesando que hoy la cagué. Eso es lo que estoy diciendo y no otra cosa.

¿Quizá soy muy severo conmigo mismo? Si ya no hay más que hacer y tampoco es el fin del mundo, bueno, ya pues, fue. «Después lo arreglo». Oh no. Not me. I can’t. Yo tengo que hacer mis rayitas todas derechitas o me voy al hoyo. Y si una me salió chueca, me tengo que torturar por el resto del día. Siempre ha sido así. It’s in my blood or something, no sé por qué.

 

1361413464305217_animate

 

(Es posible que haya algunos argumentos aquí que no se conectan lógicamente y me disculpo por la truculencia. Necesitaba ventilar, ja).

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: