Hace un par de días celebramos Pride en Nueva York. Tuvo todo el potencial de ser épico, pero un bache al final del camino lo arruinó todo para mí. No suelo ser alguien que juzgue la cena por el postre o un libro o película por el final; pero cuando se trata del día a día, si algo malo sucede al final, todo fue indiscutiblemente una mierda. En este caso, a pesar de haber pasado una tarde muy divertida con amigos, viendo el parade y luego bebiendo y comiendo en varios lugares de Manhattan hasta perder el conocimiento, no pude evitar sentir que todo se pudrió cuando mi pequeño desfile personal se detuvo abruptamente a metros de la última parada. It was the pièce de résistance, una fiesta que terminaba con un performance de Fergie y fuegos artificiales. No entraré en detalles, el punto es que no ocurrió para mí. I’d been blue-balled by Pride and left Fergieless and annoyed af.
Ahora, 48 horas más tarde, puedo sacar la cabeza del hoyo y recordar que, de hecho, fue un gran día. Nunca había visto algo así. Gente realmente celebrando Pride, sin dudas, sin escudos, incluso sin miedo. If anything, lo que pasó en Orlando solo sirvió para que la gente se divierta más, grite más fuerte y baile más duro. Porque seguimos aquí, seguimos vivos, sin importar cuántas veces nos golpeen y a cuántos de nosotros eliminen, we remain y nuestros muertos bailarán con nosotros para siempre. Ahora me da algo de vergüenza haber hecho una pataleta al respecto, I lost sight of what was important. Ver millones – plural – de personas con banderas de arcoíris, eso es lo importante. Ver genuina alegría en las caras de hombres y mujeres que se sienten reconocidos y valorados y no «menos que», eso es lo importante. Ver parejas heterosexuales empujando a sus bebés en cochecitos decorados con pines y banderines multicolor, eso es lo importante.
Hay algo más que me tocó una fibra muy particular desde mi lugar como publicista: ver infinidad de empresas patrocinando carros alegóricos en el desfile, legitimando el valor de la comunidad LGBT en la sociedad y la economía. Aquí es una práctica estándar, business as usual, como saludar a las madres en Mayo o los irlandeses en Marzo. ¿Cuándo llegará el día en que las marcas se hagan realmente presentes en el «desfile» de mi país? ¿No saben que su participación realmente significa algo? No quiero sonar malagradecido, especialmente porque yo he sido uno de los principales colaboradores de estas iniciativas, pero ME REVIENTA que sigamos aplaudiendo el post temeroso que sueltan cuatro marcas una vez al año. Nadie puede aseverar con mayor conocimiento de causa que yo que son, efectivamente, publicaciones temerosas. «Mejor solo hay que ponerlo en Twitter». «Necesitamos un manual de crisis con todos los posibles escenarios antes de lanzar esto». «Nos están trolleando, ¿qué tal si lo dejamos por hoy y mañana lo borramos? Total, ya lo hicimos». Entiendo el miedo, de verdad, y sé que por algún lado se empieza y lo aprecio, pero ahora… me parece tan, tan insuficiente.
A veces creo que las empresas se olvidan de que sus acciones también pesan, que no son solo los organismos del Estado los responsables de educar a la sociedad. Lo quieran/sepan o no, son parte formativa de su propia cultura y su participación decisiva podría legitimar de un cantazo lo que el Estado dilata y la Iglesia boicotea. It’s more than a fucking trend. It’s (or should be) bigger than a «nice gesture». Es lo que les corresponde. Es su responsabilidad. Así, quizá, no tendría que ver comentarios idiotas como «No pondré me gusta porque sería muy gay» o «me estás jodiendo …que le pasa!?» en la foto de un amigo heterosexual que modeló para una marca. Como si a) modelar lo hiciera gay; y b) ser gay fuera la peor maldición. En una sociedad menos machista, homofóbica and all around stupid, mi amigo podría modelar su linda cara tranquilamente. PS: Mi comentario a esa foto fue el siguiente: «Si poner me gusta es gay, te pondré ❤️ porque es recontra gay» (… and I did).
Cuando comparo todo lo visto en Nueva York con Pride en Lima, no sé cómo sentirme. Por un lado, me da pena porque ese no es un desfile en lo absoluto, sino una marcha. La gente no se reúne a festejar sino a pelear por igualdad, a demandar visibilidad, a exigir el mínimo respeto. Sí, nos divertimos, nos reímos con consignas como «chucha con chucha, esa es mi lucha» y la pasamos bien a pesar de todo; pero todos tenemos muy clara la misión del día: empujar y resistir, empujar y resistir, empujar y resistir hasta que nos vean como seres humanos y ciudadanos iguales, puta madre. Por otro lado, me conmueve mucho más y me hace sentir el mayor respeto y orgullo por mis amigos. Mis inteligentes, valientes, sensatos y generosos amigos. Los quiero y los extraño siempre, pero hoy muchísimo más. Espero que los que vayan esta noche a Matadero lo pasen increíble. Godney knows you all deserve a break from fighting the good fight and just dance it the fuck out. Pronto vamos a disfrutar de la misma libertad que yo siento aquí, juntos y por allá. Lo sé. Porque somos más fuertes que la mierda y lo vamos a lograr.
¿VAMOS A DEJAR DE LUCHAR POR LA IGUALDAD? ¿ALGUIEN PODRÁ DETENERNOS? 🌈