Archivo de la categoría: Friends & family

The real world

Para Madrí.





Dediqué mi última entrada semanal a un artículo que escribí para Galería por dos razones: 1. No tuve tiempo de terminar ninguno de los borradores que tengo dando vueltas en mi dashboard. 2. Quería escribir sobre la vez que inundé la cocina de mi departamento, pero sentí que esa historia daba para más, quizá para una guía y entonces recordé la guía para independizarse que escribí el año pasado. No obstante, escribir una guía estructurada y proper me da flojera. Voy a empezar contándoles un par de cosas y a ver qué sale, ¿ya? Ok, here we go.

La última vez que tocamos este tema, dijimos que el último paso para alcanzar la independencia era mudarse. ¡Qué poco sabíamos entonces, amigos! Mudarse, as it turns out, es solo el comienzo y Godney sabe que es mucho más trabajoso de lo que pensé. Don’t get me wrong, en balance, he amado cada uno de los nueve meses que he pasado en mi hermoso departamento miraflorino y espero que se conviertan en años. ¡Por fin me empiezo a sentir realmente «adulto»! Despierto; me preparo el desayuno, a veces lavo inmediatamente lo que uso, a veces no; me alisto y voy a la oficina; a veces vuelvo a casa para almorzar, a veces le gorreo a mis papás; termino de trabajar y regreso a Miraflores, a veces salgo a correr por el malecón, a veces veo a mis amigos, a veces hueveo solo; finalmente duermo y vuelvo a empezar. Gotta love it.

Sin embargo, fuera de dónde como, dónde duermo y por dónde corro, esta rutina se diferencia en poco o nada de la que mantenía cuando vivía con mis papás. La verdad es que mi rutina es, esencialmente, la misma. Sigo trabajando como si Ramón Castilla nunca hubiera nacido y sigo intentando hacer ejercicio compulsivamente/comer lo mínimo indispensable como DJ Tanner en ese capítulo de Full House (¡su dramática caída de la elíptica marcó mi vida y no acepto que no la recuerden!). Ambas actividades continúan ocupando la porción más grande de mi día a día. La diferencia es que antes todos los insumos necesarios para el correcto desarrollo de esa rutina ya estaban ahí: la comida, la ropa limpia, los toiletries, ¡todo! Es ahí donde se siente la pegada de vivir solo. No es necesariamente tener que hacer las cosas, ¡sino tener que ir a comprarlas!

Hablando de comprar cosas, la economía del hogar es un mundo aparte. Entre el alquiler, los servicios, las compras quincenales, la gasolina y demás necesidades, los lujos están pasando rápidamente al olvido. O sea, nunca tan Les Misérables, sigo saliendo y dándome mis gustitos, pero cada vez son menos frecuentes y cada uno viene acompañado de un discreto pero furioso cálculo mental. «A ver, si la cena cuesta X soles y estamos 24 del mes y tengo que pagar mi tarjeta de crédito y tengo Y soles en mi cuenta, pero ya separé Z para el alquiler, entonces puedo gastar en la cena pero tengo que medirme en lo demás hasta que paguen la próxima semana». Más o menos así es mi vida ahora. Excepto por esos terribles arranques donde me alucino Gwyneth y emprendo viajes a diestra y siniestra. A la fecha, he respetado mi lema personal de  «no hagas nada que no puedas pagar» y mis viajes a EE.UU, Chile y Argentina del año pasado estuvieron todos well within budget. Pero ahora que me voy a Europa, «el plástico aguanta todo» es mi nuevo motto. So irresponsible, I know! Pero «lo vivido y lo bebido no me lo quita nadie», amigos.

Entonces, ¿qué he aprendido so far en mi vida independiente?

1. Roommate > todo lo demás. No puedo decirles CUÁN importante es elegir al compañero de piso correcto. Creo que lo puse en mi artículo, pero ahora que lo vivo en el día a día, veo cuán en lo cierto estaba. Es, sin lugar a dudas, lo más importante y confieso con orgullo que yo me saqué la fuckin’ Tinka con la mía. Debo ser el hombre más envidiado de Lima por vivir con esta mujer. Paloma, es LA MEJOR del mercado. No tienen una peregrina idea. Tiene sus cosas, como verán en el punto tres (¡expuesta, jaja!), pero son un económico precio a pagar por su amistad, generosidad y, obvio, sus sobrenaturales talentos culinarios. Palo (o Cups, como yo le digo) es el tipo de roommate ideal: tiene sentidos casi arácnidos para saber cuándo necesito espacio y cuándo necesito su compañía. Hace su vida tranquila y yo hago la mía y nos encontramos con frecuencia en el camino, en felices intersecciones donde nos dedicamos a comer y reír con amigos. Nunca podría haber imaginado una situación más idónea. Además, es el tipo de roommie que no se hace problemas y me deja el depa solo para hacer mis cositas jajaja… ¡ay, Cups, qué linda eres! Sépanlo todos.

2. ¡Encuentra tiempo! Como verán, tengo una rutina bastante común. El problema se da cuando, en el ejercicio de mi rutina, voy consumiendo mis recursos y de pronto me encuentro sin insumos para vivir. Pasan los días y hay cada vez menos comida en mi departamento. Pasan más días y se termina el desodorante, el shampoo, el lavavajillas, el desinfectante. Pasan MÁS días y solo queda una caja de Cosecha Roja Kellogs. De pronto me veo obligado a detenerme y decirme «amiga, un ratito. ¿Puedes ir al pinche supermercado? ¡No tienes un carajo!». Pero no deberíamos tener que llegar a esos puntos extremos. Ir al supermercado, he descubierto, es como ir al gimnasio. You dread it, but you have to go! Así que aplico la misma lógica: todo lo que tienes que hacer… es llegar. Una vez que estás ahí, no tienes más remedio que cumplir la tarea. Así que eso hago, pero solo cuando la refrigeradora está absoluta y totalmente vacía. Quiero establecer una nueva rutina donde estas tareas domésticas sean parte de mi vida y no una excepción esporádica. I’m currently struggling, but I shall prevail.

3. Presta atención a los detalles. Les cuento cómo es mi lavandería. Hay un pequeño lavadero, donde ocasionalmente ponemos la bolsa de hielo en reuniones, cuyos caños están conectados a la lavadora. Al lado, lógicamente, está la lavadora que desagua en este pequeño lavadero. Todo esto está en el extremo derecho de mi cocina, junto a un mini baño de servicio. Para una persona que presta atención a los detalles, esto no representa ningún problema. Para mí, que olvidé una de las bolsas plásticas del hielo en el lavadero, representa un desastre que me tuvo con los pantalones remangados por 45 minutos. Así es, la bolsa tapó el lavadero, la lavadora rebalsó el lavadero de agua y el agua se desbordó e inundó buena parte de mi cocina. Cut to me, balde y trapeador en mano, tratando de secar todo antes de que llegue Cups. Al final, su suscripción al Comercio resultó súper útil. Empapelé todo y secó en dos patadas. Pero, como ven, no prestar atención a los detalles puede ser fatal… o en el caso de Cupcakes, puede ser costoso. Amiga, apagar las luces cuando sales o acordarte de cuándo vencen los recibos nos sería súper útil. Just FYI, jajaja.

4. Paga lo que debes. Esta se cae de madura. Separa la plata que necesites para pagar las cuentas y págalas puntual. No tanto por ser la espesa chancona que hace todo a tiempo, sino porque, créanlo o no, el pago puntual y consistente durante un buen periodo de tiempo es un arma de negociación. No en vano ser «buen pagador» es algo de mucho peso en los historiales crediticios de todas las instituciones bancarias. Hace más difícil cualquier incremento injustificado en tus pagos (o al menos te compra un poquito de tiempo). En mi caso, Cups y yo nos hemos dividido la responsabilidad de las cuentas a pagar. Esto funciona muy bien cuando ambas partes se acuerdan de hacerlo (cough, cough… jajaja). He escuchado de otros casos donde una de las partes se encarga de todo para asegurarse que se dé sin contratiempos y luego pasa la cuenta general. That can also work. Es cuestión de estar cómodos con el manejo de las cuentas. Después de todo, «cuentas claras, amistades largas», ¿no?

5. Un vecino de confianza es vital. ¡Les cuento que tengo la gran suerte y alegría de vivir como en F.R.I.E.N.D.S! Amigos muy queridos viven cruzando la calle. Estamos tan cerca que reciben nuestro wifi en su sala, calculen. No puedo contar la cantidad de veces que me ha salvado la vida que estén allí. Vivir solo es exponerse a muchas cosas, entre ellas y quizá la más popular, es olvidar las putas llaves. You haven’t truly lived ‘til you’ve locked yourself out of the apartment. Ahí es donde entran los vecinos de confianza, a quienes les entregaste un juego de llaves de emergencia. En mi caso, además, ¡sirven de refugio para mi rommie cuando quiero hacer mis cositas! jajaja… truly appreciate it. Además, es genial tener gente que uno quiere tan cerca. Te pueden ayudar con cualquier cosa, incluso cuando todo lo que necesitas es simplemente to have a drink and a laugh. El hecho de que sean los hombres más fantásticos del mundo es un bono.

Eso, básicamente. Me gustaría ahondar más en el tema, pero tengo un compromiso tan fabuloso como impostergable. Mi roommie, mi amiga Miry y estos hombres fantásticos que viven al frente me están esperando para el Oscar party de este año. Vamos a comer cupcakes confeccionados especialmente para la ocasión y tomar unos traguillos. You jelly! Anyhoo, espero que les sirva de algo ese breve recuento de mi vida independiente. Si aún no viven solos, espero que se animen. Si ya lo hacen, espero que se rían. Sé que es difícil esto de valerse por uno mismo, pero también es increíble. #xoxo!

Guía para emanciparse [de Galería No. 13]

Este artículo fue escrito en mayo de 2012, cuando buscaba depa,
y publicado en junio, ¡cuando me mudé!

 

 

Probablemente, en países más desarrollados esto es cosa de nada. Es, como, claro, tengo 18 años, voy a ir a la universidad, voy a empezar mi vida, soy todo un adulto. Es el paso más lógico. Pero aquí, en el Perú, donde la lógica no significa nada, las universidades no tienen dormitorios y los trabajos no pagan un cuerno, la gente no se emancipa hasta los 30. Todo un tema, creo yo.

¿Por qué es un tema? Porque realmente, y pongo la cabeza al fuego por esto, vivir eternamente en el hogar paterno nos ha vuelto una sociedad traumada, inmadura, de juguete. Vivir con tus papás nunca te permite crecer del todo, experimentar todo lo que la vida ofrece, ser un adulto a carta cabal.

Por más chéveres que sean tus viejos, siempre habrá algo que te estarás perdiendo (y probablemente sea todo lo malo, lo difícil, lo que te forma). Además, tus padres siempre te verán como “un chico” y, por ende, pensarán que aún pueden decidir por ti, que tienen que hacer todo por ti, que “ellos saben más” y todas esas cosas que a uno, como adulto, lo desquician.

Pero, ¡obvio! Piénsalo: no es tu casa; no mueves un dedo si no es estrictamente necesario; si tus papás son generosos, no gastas un sol; ya no pides permiso, pero sabes que hay cosas que no puedes hacer; no gozas de todas las libertades que quisieras sin, al menos, un poco de remordimiento. No eres un adulto, eres un adolescente de treinta años. Estoy seguro de que por eso hay tantos infantes mentales en este país (y, en ciertos aspectos, me incluyo).

No sé ustedes, pero yo me siento un poco tarado quedándome en mi casa. Desde que puedo recordar, quiero salir corriendo. Esa costumbre (y me enloquece que sea una “costumbre”) de no dejar la casa hasta “empezar una familia” no va conmigo. Me parece arcaico e inconcebible. Lamentablemente, basta con ingresar al mercado laboral peruano para entenderlo todo. Al inicio de mi carrera, me explotaron como quisieron por un sueldo de tercer mundo que no me hubiese dejado mudarme ni al set de Slumdog Millionaire.

Sabiendo que por mis propios medios jamás podría mantener el estilo de vida que mis papás me dieron, dediqué mis primeros años de vida adulta (y todos mis ahorros) a viajar y divertirme. Hice lo que me dio la gana y no me arrepiento de nada, que les quede súper claro, pero… ya basta. Cada día, mes, año que transcurre, me siento más culpable. Cada vez que mis papás hacen algo que yo debería hacer (como sacar citas con el médico), me siento más inútil. Así que se acabó la fiesta, “jovencito”, es hora de partir.

¿Qué necesitas para independizarte?

Primero, aclaremos las definiciones. Emanciparte implica que tus papás no te paguen la renta (cough, cough, ¡baby Jane!, jaja). Una “ayudita” por ahí, de vez en cuando, puede ser, pero la idea es que, al independizarte, pases a cubrir todas tus necesidades el 99% del tiempo.

Si es así, entonces, verdaderamente, serás independiente y, por lo tanto, desde ese día en adelante, estarás jodido. Tendrás que aprender a mantener un presupuesto y limitar tus caprichitos al mínimo, pero también saborearás las mieles de la autosuficiencia. Si no es así y eres de los afortunados que vivirán solos a costa de papá y mamá, bueno, pues, nada… qué suerte (inserte mirada fulminante aquí).

Paso 1: moldea tus expectativas a tu realidad.

Hay gente que vive con muy poco, así que sabemos que es posible. Sin embargo, la mayoría de personas leyendo este artículo (sino todas) han tenido la suerte de no tener que pasar por situaciones similares. Todos queremos mantener el estilo de vida al cual estamos acostumbrados, obvio, nadie quiere retroceder ni privarse de nada, pero si tu ingreso mensual es de 1500 soles*, evidentemente vas a tener que ajustar.

Escala tu estilo de vida a tus posibilidades económicas y no te esponjes. Escalar no es recortar. Al final, puede ser la misma chola pero más flaquita. Hazte la idea de que no vas a poder salir todos los fines de semana, pero saldrás igual. Asume que las comiditas en la calle serán menos frecuentes, pero igual te puedes dar algún gustillo. Puede parecer ridículo, pero es algo que te golpea si no lo ves venir. Asimílalo y empezarás con el pie derecho.

* Este es el mínimo indispensable que yo considero necesario para mudarte y tener cierta calidad de vida. Estoy seguro que puede lograrse con menos, pero yo no lo recomendaría.

Paso 2: encuentra un/a compañer@

Lo más probable es que, cuando hayas concluido el paso uno, te des cuenta de las cosas que no quieres perder y para las cuales necesitarás destinar una porción considerable de tu presupuesto total. Eso limitará la cantidad de dinero que estás dispuesto a ceder para el alquiler de tu primer departamento. Es en ese momento en el que concluirás: solo no la hago, necesito un roommate.

La elección del compañero de departamento o roommate es básica, pero no limitante. Hay decenas de factores a considerar parar vivir con un amigo, si quieres que siga siendo tu amigo al final de la jornada. Pero si no lo encuentras, no te detengas, también puedes vivir cordialmente con un extraño. En algunos casos, me han contado, hasta es mejor.

¿Qué tener en cuenta? Tres grandes campos: compatibilidad, consideración y detallitos.

Si es tu amig@, la compatibilidad se da por sentada. Se llevan bien, se quieren mucho, todo bien. Pasa inmediatamente a lo siguiente, la consideración (o la falta de) y tu reacción a ello.

¿Crees que va a dejar las áreas comunes limpias? ¿Te molestaría si no lo hace? ¿Crees que va a llegar borrach@ a romper toda la vajilla? ¿Te reirías si pasara? ¿Crees que va a meter extrañ@s en una noche de pasión y vas a despertar sin muebles? ¿Te sentarías en el piso a consolarl@? Hay gente súper tolerante, pero también hay gente súper conchuda. Por eso hay que preguntarse “dónde está mi límite” y evaluar si esa persona podría cruzarlo.

Finalmente, los detallitos. Todo es negociable, pero hay ciertas cosas en las que uno podría no estar dispuesto a ceder y es bueno discutirlas de antemano. Por ejemplo, a mí no me gustaría que se fume tabaco en mi depa. Ergo, no podría vivir con un fumador. Ni aunque me diga que saldrá al balcón, porque, en algún momento, no lo hará. O quizá mi roommate quiere tener un perro o alojar parientes o fumar marihuana. ¡Las posibilidades son tan coloridas e infinitas como la propia gente! Es vital conocer tus dealbreakers y discutirlos.

Si luego de todo esto aún consideras que quieres vivir con esta persona, ¡felicitaciones, te has hecho de un roommate!

Paso 3: encuentra un depa

¿Por qué el roommate antes del depa? Porque el departamento tiene que agradarle a todos. Si alguien queda mínimamente insatisfecho con la elección del lugar, créanme, fermentará en su interior hasta que explote en un baño de sangre, verbal o literal, más adelante. Nadie quiere eso.

Además, en este asunto de cazar departamentos, no hay tiempo que perder. Todos tienen que estar a bordo, ver el depa juntos y, si les gusta y está dentro de su presupuesto, tomarlo de inmediato. Al día siguiente, puede que ya no esté. Parece mentira, pero no duran mucho en el mercado.

¿Cómo encontrar el depa? Hay tres formas (y yo atacaría las tres en paralelo): periódico, porque la gente aún confía en ellos para anunciar y suelen tener variedad; internet, porque hay fotos y es más rápido; y recorrido de las calles, porque puedes tener la suerte del año. ¡Solo necesitas un celular que no se quede sin dinero y muchas ganas!

¿Qué mirarle al depa? Iluminación, tuberías y enchufes. El resto se puede arreglar, pintar, decorar. Ojo, ¡lo de los tomacorrientes va súper en serio! Sino, te mudas y ves que todo el depa tiene, tipo, cuatro. Ténganlo en cuenta.

Paso 4: múdate

Obvio. Llévate todo lo que puedas y empieza a vivir ya. No te preocupes por las cosas que no sabes o no tienes, todo llegará. Mientras más rápido empieces, más rápido te equivocarás y aprenderás. Además, los errores son la parte más divertida. Cuando te das cuenta de que te falta todo, que no sabes lavar ni comprar comida y mucho menos cocinarla.

Independizarse es un trámite, no les voy a mentir. Estoy en esto, con seriedad, desde hace unos meses y todavía no consigo lo que quiero. Claro, al principio hice todo en desorden y no llegué a ningún lado (¡debí hacer esta guía antes!). Ahora, estoy haciendo las cosas bien. Lamentablemente, se me cayeron las roommates ideales y debo volver a empezar, pero me siento más encaminado.

Lo importante, como con todo en la vida, es tomar la decisión y no parar hasta lograrlo. Y créanlo o no, independizarse también es bueno para tu familia. Menos peleas, los extrañas más, comprendes muchas cosas que antes no entendías e, inevitablemente, sientes una mayor gratitud hacia tus padres. ¡El 2012 es un año de cambios! Anímense a crecer, pero ahora sí, en serio.

PS: busco roommates.