Yo no creo en los arrepentimientos, sépanlo desde ya. Todo lo que he hecho, para bien o para mal, me han traído al punto en el que estoy y no hay nada que lamente. Mi vida resultó bastante mejor de lo pronosticado. Sí, obvio, he dicho y hecho sendas cojudeces en mi juventud, ¿pero y? Haven’t you? Son cosas que pasan y, sí, a veces recuerdo algunas y me tapo la cara avergonzadísimo diciendo «¡en qué mierda estaba pensando!», pero ya, ya está. Nadie se ha muerto por eso. No me arrepiento de las decisiones que he tomado o las opiniones que he dado (incluso si hoy las he cambiado/madurado). Tampoco lamento las veces que me he peleado, he sido irresponsable, ingenuo o hijo de puta. Podría decir que lamento haber lastimado gente, sí, pero en el fondo… meh. Tampoco es como que lo hice a propósito. Si lo hice fue por ignorante, por chibolo o por huevón. Neither of which I am today. Además, ay, la vida es dura, grow a pair. A mí también me ha caído durísimo en algún momento y sigo vivo. Con suerte todos hemos madurado y aprendido a perdonar y ser perdonados, ¿no? Look at these hot bitches, they did alright.
Dicho esto, hay dos cosas que me generan similar escozor al que el arrepentimiento despierta en la mayoría de personas. Uno, quedar como un idiota. Dos, que me decepcionen. Cuando ambas se combinan, mi incomodidad existencial alcanza magnitudes telúricas. En este momento, me siento así. Intranquilo, molesto y exhausto. No tiene sentido entrar en detalles, este no es el lugar. Pero necesito expresar mi malestar, así que lo haré con toda la vaguedad del caso, to protect the innocent and the not-quite-so. Esto probablemente sea otro rant of hot-headed opinions, de los que muchos me advertirían no tener, pero, como ya dije, I don’t do regrets. Todos podemos aprender una lección de madurez y humildad, aunque sea dura o de la persona menos madura y/o humilde (a.k.a, me).
Cuando algo, a todas luces, no anda bien, promoverlo es tan difícil como inútil. Además, uno queda como el más ingenuo del mundo, por no decir como un pelotudo que sigue tomando el kool-aid against all evidence. Hay un momento en el que, si la situación no mejora, «mantenerse positivo» es hacerse el huevón (o peor, serlo). Me siento peligrosamente cerca de esa línea. No me gusta. No lo acepto. Rechazo los chivos expiatorios, foul play and petty shit. Démonos una buena y larga mirada a nosotros mismos antes de apuntar el faro de Miraflores sobre las «deficiencias» de alguien más. Asumamos errores y responsabilidades, todos, en lugar de señalar a uno. ‘Cause nobody puts Baby in a corner. I won’t stand for it. Las cosas no están perdidas, pero si seguimos en este plan, bien podrían estarlo.
A small thing can make a big impact. ¿Por qué no empezar por lo primero, lo más básico, lo que «el mundo» da por sentado pero nosotros sabemos que no es así? Stop acting big and start being big, con todo lo que conlleva. No quiero vivir en la casa modelo de los Bluth, no quiero que en cualquier momento se nos caiga el cartón. No sé. Ya no sé cómo hilar mi desencanto con todo el asunto. Las actitudes que he visto me han decepcionado, it all just keeps piling on. Se me muere el amor. Por negligencia, además, which makes it so much worse. Todavía hay cosas que se pueden hacer, pero parece que no queda quién las haga. Esto es todo lo que veo ahorita… and I’m truly disappointed. Truly, truly, truly, oh…