The struggle is real [parte 1]

I’m being a brat. Lo sé. Pero no puedo evitarlo. Soy una persona muy obstinada, casi obsesiva con las cosas que quiero. Cuando sé in my heart of hearts que algo que deseo es realmente para mí y está (o estuvo) a mi alcance, no puedo soltarlo. Si lo sostuve en las manos y no pude retenerlo, me tortura, me reclama, me ciega a cualquier otra oportunidad a mi alrededor. Cuán estúpido es que esté hablando de un departamento right now? Like, seriously. Pero es lo que es. He venido a tocar la puerta de mi dream apartment en busca de respuesta. Tipo, quiero que al menos me digan que no antes de tomar cualquier otra oferta. Before having to settle for the long ass commute to Bushwick. No hay nadie en casa.

Don’t get me wrong, no tengo absolutamente nada en contra de Bushwick, pero no es mi nota y no quiero vivir tan lejos de todo. O sea, dicto clase de 8 a 9 a-fucking-m. Luego no tengo nada que hacer hasta la tarde. Quiero poder irme a mi jato a dormir después de dictar. Si vivo en el ojete del mundo, eso ya no es una opción. Y sí, ya sé que no es el fin del mundo. But again, I’m being a brat. Quiero todo tan perfecto como sea posible y ahora, gracias a ese maldito depa en Lorimer, SÉ que es posible. Ugh. Todo es muerte.

Dado que no tengo nada mejor que hacer, he decidido pasear por mi viejo barrio y tomarme una chela. Vine a Blind Barber, que aparentemente ya levantó su veto ridículo al uso de laptop pasadas las cinco. Pero lamentablemente, con el veto se fue el wifi… si es que alguna vez lo tuvo, ahora no lo recuerdo. Una voz en mi cabeza le da vida a un antagónico establecimiento: “Ah, ¿quieres usar tu laptop después de las 5? Bravazo, pero no te doy internet”. La verdad ni siquiera he preguntado si hay wifi. Preguntaré ahora que vaya por mi segunda cerveza.

Estoy sentado al lado de otro estudiante de NYU. Lo sé porque acabo de mirar su computadora y estaba en el NYUHome. Deduzco que está en algún programa de doctorado por lo que puedo ver en pantalla. Frente a mí, la fauna de Lorimer sigue su rutina diaria. Los autos van y vienen, los ciclistas se deslizan sin esfuerzo, algunos peatones me dan un segundo de su tarde devolviéndome la mirada que les clavo desde el otro lado de la ventana. Los otros ni siquiera me notan. ¡Uno acaba de hacer un double-take! De verdad, just now. Claramente una cabra. Ja. Era medio lindo. Debió regresar y hablar conmigo. En fin…

Me había olvidado qué guapos eran estos hipsters, csm. Esta ventana es lo mejor que me ha pasado en todo el día. QUIERO VOLVER A VIVIR AQUÍ, MALDITA SEA. ¿POR QUÉ LA VIDA ME CASTIGA DE ESTA MANERA? Hubiera preferido jamás ver ese maldito departamento. Pasó de ser un sueño al escenario de mis pesadillas. ¿Les conté cómo me puse cuando lo vi? Casi lloro. En el tren de regreso a Fi-Di se me bajó la presión y temblé de ansiedad. Le dije a la tipa que lo AMABA y que quería tomarlo. Me dijo que iba a entrevistar a todos los postulantes. “It’s not a first come, first serve thing. We really wanna consider the best roommate”. Who’s a better fucking roommate than me?! Me dijo que tomaría una decisión el miércoles. Estamos sábado.

Obviamente debería asumir que ya fue, pero POR QUÉ NO ME RESPONDE LOS MENSAJES PARA DECIRME QUE YA FUE. Yo necesito closure, maldita bastarda, ¡DAME MI CLOSURE! Por cierto, hablando de conclusiones, estuve hablando con mi ex. I know, right? That didn’t take long. En fin, se va de la ciudad así que al menos no tendré que temer encontrármelo en algún bar con su nuevo chico. Sí, un hombre de treinta años acaba de confesar tenerle miedo a un par de 24 year olds. Súper me da vergüenza pero no puedo evitarlo. The heart wants what it wants.

Acaban de poner Gangsta paradise de Coolio. De pronto no me siento tan mal. De hecho me siento muy empoderado, como Michelle Pfeiffer. Pero terminaré la historia igual. Después de algunos días, me sentí algo nostálgico y decidí que quería despedirme de él. Again, closure. Pero esta vez, de verdad. No quería seguir cargando su fantasma por toda la ciudad. Especialmente si ya ni siquiera iba a vivir aquí. Era momento de sacarnos todo y decirle adiós en persona y por última vez. Me dijo que realmente quería verme y me propuso una fecha. Llegado el día le pregunté “¿nos vemos hoy?” y me respondió que había quedado con un amigo y no podía zafarse y bla, la, bla, raincheck. “Seen”.

En ese momento, me dio todo el closure que necesitaba (and then some). Ya no le respondí. Para qué. Ya no necesitaba verlo. Ha pasado un año completo y sigue siendo un mocoso. Claramente, no me tomó en serio ni a mí ni al amigo con el que hizo planes. ¿En serio después de todo lo que hemos pasado/you put me through te tomas a la ligera la oportunidad de verme? ¿De hablar conmigo en persona? No lo digo porque me jure la gran cagada o piense que yo deba ser una prioridad (si no lo pensé cuando estábamos juntos, ciertamente no lo pienso ahora); lo digo porque, en serio, dada nuestra relación y las conversaciones que tuvimos el último año que no estuvimos juntos, despedirnos y dejar las cosas bien era importante. Or it should’ve been. Así que, bueno, ahora sí no tengo más que decir. Gracias por el closure. We really are done now.

Quedan veinte minutos de Happy Hour y un amigo está viniendo a sacarme de mi funk. Los dejo, tengo que ir a comprar un par de cervezas mientras siga siendo barato. Qué día. Qué ciudad. Qué churros los huevones que están pasando frente a mí ahorita. The struggle continues. And it is fucking real.

 

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