Hay un árbol frente a mí que ha estado aquí toda mi vida.
El viento sacude las hojas
de derecha a izquierda,
la luz se zambulle en su copa
y brinca con fuerza entre trampolines
de retazos verde limón.
Un amable gigante en quien rara vez he reparado
que, por alguna razón, imagino de perfil.
Pero hoy es verano
el cielo es finalmente azul
y la cabellera de mi árbol refulge tranquila
como el mar
innegable en magnitud
hermoso como respirar profundo.
Esto, imagino
es estar presente.
