Archivo de la categoría: Amber Louise’s musings

I wish I could bake a cake made out of rainbows and smiles, and we could all eat and be happy… [but, seriously, you make me wanna poison you].

¿Se acuerdan cuando les dije que el peor defecto del peruano era ser inconsecuente? Bueno, hoy leo sobre el asunto ese de la marcha por la vida o como se llame y me ratifico en mi opinión. Toda esta gente está bent out of shape about it, toda la derecha católica, romana y apostólica se rasga las vestiduras proclamándose defensores de la vida no nacida, campeones de los inocentes; pero con la vida que ya está aquí son una buena mierda. Que si el aborto es pecado, que si la vida empieza aquí o allá, que si tienes derecho sobre tu cuerpo cuando ya no es solo tu cuerpo, que dios esto y Jesús aquello. No entiendo ni siquiera por qué estamos teniendo esa discusión. Corríjanme si me equivoco, ¿pero no estamos hablando exclusivamente de abortos en caso de violación o donde la vida de la madre corra peligro mortal? No es como que la gente va a empezar a abortar alegremente a diestra y siniestra porque sí. «¿Ah, ya es legal? Bravazo, por favor, deme el combo aborto #2». ¡No sean tan huevones, #PARFAVAAAAAAAR! Si estamos hablando de aborto legal por violación, que exista la ley no va a aumentar los abortos. Ningún medico sería tan huevón de administrar abortos sin comprobar que las pacientes fueron víctimas de abuso sexual (con denuncia policial, asumo), porque sería ilegal y perderían su licencia ¿no? Ya, pues, ¿entonces, qué peligro hay? Tampoco es como que las van a obligar a abortar, solo les plantearían el escenario para decidir. Por ahí habrá alguna mujer a la que no le importe tener al hijo de su atacante. Bueno, ya pues, more power to her, valiente decisión. Y si fuera un embarazo que pone en peligro a la madre y a la madre no le interesa dejar huérfanos a sus otros hijos y quiere intentar tener a ese bebé hasta las últimas consecuencias, pues no es muy lógico pero también es válido y será su decisión. Pero el punto es que es su decisión. No entiendo por qué se arañan.

Miento. Sí entiendo por qué se arañan. No quieren que sea su decisión. Porque su violación y salir embarazada es «una prueba de fe, una decisión del Señor». ¿O me equivoco? Eso es realmente lo que está en juego. No son los pobres inocentes y bla, bla, bla. Es que el hombre no puede elegir. No puede. Porque si empieza a decidir sobre eso, pronto se preguntará sobre qué más puede decidir y cuestionará los mandatos de la iglesia y será Adan y Eva all over again y diosito se va a molestar y volverán los nazis montando dinosaurios y será el fin de la humanidad. But… no. Not really, tho. En realidad sería el fin de la garra de hierro con la que la iglesia nos tiene sometidos. No se engañen. It’s all politics. And kids are the best leverage there is. Lo saben y lo van a usar. Si realmente quisieran erradicar este tipo de aborto (porque el otro continuaría siendo ilegal, acuérdense), se preocuparían por luchar contra las violaciones, ¿no? Y vaya que la iglesia ya conoce el tema lo suficientemente a fondopun absolutely intended – como para hacer algo al respecto. Pero no. No lo harán. Porque líderes religiosos como Cipriani dejan clara la superioridad del hombre sobre la mujer, lo que se traduce en «puedo hacer lo que me dé la gana porque soy hombre» e incluye, you guessed it, violar.

I’m not a baby person, pero eso no significa que les desee la muerte. Creo, sin embargo, que si van a vivir, merecen vivir bien. Tener por lo menos UNA persona que los quiera. Usualmente, esa sería la madre. Pero si la madre va a resentir la existencia de su hijo porque es el resultado de una experiencia horrible, ¿qué vida va a tener ese niño? ¿y quiénes son ustedes para obligarlos a vivir así? No es su vida, you don’t know and you won’t be there, ¿entonces por qué joden? ¿Porque es vida y hay que luchar por ella? ¿Porque es pecado dejar que estas perversas mujeres eliminen ese bloque de células que en algunos meses será una persona? ¿Porque tienen que asegurarse de que haya equidad en el mundo? Bueno, qué tal si enfocamos toda esa sed de justicia en la vida que ya está aquí. No los veo tan motivados en defender el derecho de millones de personas a enamorarse de quien les dé la gana. No los veo marchando por acabar con los crímenes de odio. Todo lo contrario. Los veo condecorando gente repugnante que justifica que se mate gente por su orientación sexual. ¿Para cuándo la marcha por la vida que ya está viva? ¿O solo marchamos por los fetos que no pueden defenderse? Bueno, sorpresa, todos somos indefensos en este país. Si el Congreso hace talleres liderados por estos bastardos e imponen sus creencias religiosas privadas en políticas públicas que nos afectan a todos, ¿tenemos alguna oportunidad de defendernos realmente? I really don’t think so.

A veces siento mucha impotencia al respecto, me entristece pensar que realmente no hay esperanza. That we already lost. Este país es laico solo en el papel. ¡Nuestra constitución cita a dios, pues! Estamos cagados. La gente lo tiene tan enraizado en el cerebro que define su ética personal por lo que dice el Buen Libro. Bueno,  léanlo bien porque ese libro no es tan bueno. No necesitas que una deidad te diga qué es bueno y qué es malo, your moral compass is there, in your nature. Uno sabe que ser gentil es mejor que ser cruel, no lo tuvimos que leer en ninguna parte, lo experimentamos en nuestra interacción humana y lo aprendimos. Pero ok, olvidémonos que el mundo es realmente 50 shades of gray y cerrémonos, for argument’s sake, a la noción de que las cosas son efectivamente, buenas o malas, blancas o negras. Ok, en el nivel más atómico posible, la ética es universal, es racional, es objetiva: tus derechos acaban donde empiezan los de los demás. Simple. ¿Dónde está dios ahí? Si quieres que esté, lo invitas y todo bien. Si quieres creer que es un lección divina y no el pensamiento más lógico del mundo, genial. Yo no te lo voy a reprochar. To each their own. Pero si me dices que estoy obligado a hacer lo que tú dices porque tu dios (que tú has decidido que también es el mío, lo quiera o no) dice que es la única opción correcta, te jodes. No tengo nada contra la religión, pero tengo todo en contra de la imposición de una creencia sobre las demás como si fuera una verdad absoluta. En tanto mis acciones no te lastimen de alguna manera, te aguantas. You can’t fuckin’ tell me that I am wrong on the basis of YOUR private faith. Es injusto. Es maligno. Es todo lo que supuestamente rechazas y por lo que sales a marchar. ¿Ves cómo la inconsecuencia es, efectivamente, tu peor defecto, #PERU? It’s all just so… ugh. I’m exhausted of being frustrated.

 

LOVE? [huh… unexpected #JLoPromo]

Los treinta están a la vuelta de la esquina, acechándome, amenazando con ponerle fin a la década prodigiosa en la que, mal que bien, uno todavía puede salirse con la suya siendo algo inmaduro e irresponsable. A los treinta, es poco probable que me funcione el «boys will be boys«, aunque yo me sienta igual. Porque I don’t know about you, but I’m feeling 22! Pero siento que se espera más de mí and quite frankly es demasiado. To be an actual adult. Ugh. Paso, gracias.

But I digress… el punto es que los 30 me han hecho pensar (yet again), pero esta vez sobre las grandes, pequeñas, terribles o emocionantes relaciones que he tenido a lo largo de mi vida and how inclined I am to settle down. De momento no demasiado. Pero no necesariamente porque no lo quiera sino porque no se ha dado. No como yo lo quiero. No digo que tenga que ser perfecto, pero it has to feel right, right?

And so I wonder, qué onda, qué quiero. I think it’s pretty simple. En líneas generales…

Am I right or am I right, ladies?

Pero eso solo pasa en ficciones donde chibolos se casan después de conocerse tres días y terminan roleando con un cura y muertos al final. So I think I’ll pass on that. Creo que resultará más productivo aprender de mi priopia historia. Nos saltaremos los early years porque obviously. Así que fast-forward al periodo 2002-2004 que básicamente puede resumirse así:

Lección 1: No. Al. Closet.
(He wishes he was as hot as Slater, tho. Y pensándolo bien, ¡yo también!).

So that ended. De una forma particularmente terrible, además. Tenía 19 años. ¿Qué hacer?

Pero en el fondo seguía algo adolorido, así que hice lo que cualquier persona sensata hubiera hecho.

But I failed. Miserably.

Casi sin excepción terminé colgándome de todos y esperando más de lo que podía ser. Muchas amistades se fueron por el drenaje. Fue una época bastante desagradable and I was pretty pissed.

That actually went on for quite a while, hasta que dejé de buscar y empecé a divertirme más. Bastante más.
Lección 2: «Some love stories aren’t epic novels, some are short stories» (serving Carrie realness over here) y a veces está bien solo relajarse y divertirse.

Then there was a lot of this (#NSFW).

Hasta que llegó. La primera vez en mucho tiempo donde todo encajaba.

Ya saben cómo es. It’s all rainbows and butterflies six months in, right?

And it really was, tho.

Until it wasn’t… y no había forma en la tierra de estar preparado para esa conversación.

Y como vino, se fue.

Estuve algo entumecido por un buen rato. Encontrármelo y tratar de ser civilizado era lo peor.

Pero con el tiempo… lección 3: es cierto lo que dicen. If you love someone, you let them go.

(To this day I really, really do… y nadie se lo merece más).

En el camino a la recuperación hubieron algunos episodios bizarros de amistades que se confundieron.

Y que me confundieron a mí solo para terminar cambiando de opinión. LOL, right?

Lección 4: when you know, you know. Que nadie te confunda si sabes que no va.

So I went back to casual dating, pero con el beneficio de la edad, que te da la suficiente seguridad para que te chupe todo un huevo y seas a lot more aggressive about it.

But after a while, it gets kinda old, right?
Particularly when you encounter some extraordinary assholes along the way.

Y empiezas a preguntarte por qué ninguna de estas situaciones despega en lo absoluto.

Could it be? ¿Seré yo el problema?

Y en el momento en el que contemplas tu vida con 16 gatos, ugh, it starts all over again. Alguien nuevo.

Te vas acercando… quieres saber más, descubrir más, todo es tan nuevo. Te dan pie, sigues adelante.

No sabes si hay futuro, no importa, conocerse está bien. Todo parece indicar que la cosa podría caminar.

But nope. Not happening.

Tipo…

Lección 5: silly rabbit… games, like Trix, are for kids.

Ya estamos en otra cosa. No podemos seguir con «no lo puedes llamar inmediatamente después, no le digas que te gusta, hazte el ocupado, etc». Bitches, I’m exhausted. No quiero seguir jugando.

Prefiero ser upfront about shit. Si te parece, bien; sino, también. Prefiero no perder mucho tiempo y pasar a lo que sigue.
No harm, no foul.

 

Bueno, debo decir que cuando empecé esto no tenía ni idea de lo que había aprendido o lo que quería decir, así que me siento bastante aliviado de encontrar al menos cinco lecciones en todo el asunto. No todo ha sido en vano, jajaja. Además, escúchenme, es un triunfo personal notar la paz interior y cariño que hoy siento por el único ex en mi vida que ha valido un sol. Algo de madurez tenía.

Sin embargo, quite sadly, solo puedo concluir dos cosas de esta revisión:

1. Esto, básicamente.

2. I won’t go down quietly.

We need to talk about #PERU…

El otro día iba en el carro de Ivo, volviendo de una reunión. El tráfico era súper #PERU, así que le pedí que paráramos en un grifo para comprarme una chela. Al final compré un sixpack para compartir con el resto de la tripulación. Estaba en el punto más delicioso. Heladita, pero se dejaba tomar a grandes sorbos sin riesgo de brain freeze. De pronto, life didn’t seem so terrible y no nos preocupaba esperar en la hilera interminable de luces rojas. Ivo iba cerrando a todos los conductores que querían meterse por los palos y no pude evitar pensar, una vez más, que el problema de este país es la inconsecuencia de su gente. Creo que ya lo dije antes, but it bears repeating.

Solo basta con mirar las animaladas de cualquier peruano comete detrás de un volante. No importa si es un microbusero, un taxista, una camionetera de Barrio Ficho A, una señora de movilidad escolar de Barrio Clasemediero B o un gerente general, todos son unos monos. Tomemos el ejemplo más aparentemente inocuo que puedo pensar: «¿Semáforo en ambar? Mejor la pico. Lo más probable es que me pase uno o dos segundos de luz roja, pero como ya estoy en movimiento, no importa». Importa. Que tú corras en la luz ambar, importa, porque tiene una gran consecuencia – varias, de hecho – que deliberadamente estás ignorando.

Son casi todas tan evidentes que no necesito listarlas. Es obvio que alguien que respeta la luz will either be crashed into or run over by your stupidity. Es obvio también que podrías bloquear la calle que cruza, si la luz ambar cumplía su función de detener el flujo de autos para no generar embotellamientos. Finalmente, también es evidente que, si eres transportista público, estás jugando con la vida de la gente que te paga por un servicio que, claramente, te chupa un huevo. Lo que no es tan evidente (y por ende nadie se molesta en considerar) es lo que esto genera a largo plazo en el psique de los peruanos: «frena en TODAS las esquinas sin importar lo que diga la luz porque ‘no falta un huevón'». Y con eso ya está, nos contentamos con sobrevivir al huevón en lugar de identificarlo y fusilarlo.

¿Qué significa vivir con esa lección? Muchas cosas, vamos de lo más superficial a lo más profundo. Para empezar, tanto conductores como peatones viven estresados y asustados, porque literalmente no saben lo que puede pasar. Para todos los efectos, no existen las reglas. Si no se cumple algo tan sencillo como lo que indica un semáforo, ¿qué más puedo incumplir? Puedo no ceder el paso. Puedo meter el carro. Puedo ir lento en el carril rápido. Puedo ir rápido en el carril lento. Puedo parar a recoger pasajeros en cualquier parte. Puedo plantarme a esperar que el semáforo en verde cambie a rojo. ¡Puedo hacer muchas cosas! La pregunta sería qué no puedo hacer, realmente. Now get ready to dig a little deeper…

Si las reglas no existen y puedo hacer lo que me da la gana, otros también pueden hacer lo que les da la gana. Eso es una mierda. Eso es una mierda peligrosa. Eso es una mierda peligrosa muy grande. Eso es una mierda peligrosa muy grande y yo soy solo uno. Si yo hago las cosas bien, no causo ningún impacto. El río de mierda es demasiado caudaloso como para detenerlo. Bueno, todo está perdido y no hay nada que pueda hacer… ¡así que yo también seré un huevón que nunca falta! Me voy a olvidar de todo lo que sé es correcto y arrojaré las consecuencias por la ventana, con mi cáscara de plátano. Hashtag Perú.

And thus… an attitude is born. La inconsecuencia miope del peruano, sembrada en un derrotismo tan fértil que, curiosamente, es imbatible. Nada importa, nada vale, nunca iremos al mundial, por eso el país está como está, los políticos nos roban, que diosito me ayude, no hagamos absolutamente nada de provecho, aprovechémonos de todo. Yo no tengo la culpa de nada, la vida es así. Creo que nada ejemplifica mejor lo irracional que es esta actitud y cuánto nos detiene que la eterna lucha entre pasajero y transportista: «¡el pasaje siempre ha costado un sol (y el servicio siempre ha sido una mierda)!». «¡Y cómo quieres que te dé un buen servicio si solo me pagas un sol!». «¡Trátame mejor, te estoy pagando!». «¡Págame dignamente, estoy trabajando!». «¡Yo también trabajo!». «¡Pero ganas más, puedes pagar 50% más de pasaje por mejores buses/choferes!». «¡El pasaje siempre ha costado un sol!». Repeat. Y así vivimos.

I don’t know about you, but I’m feeling 22-kinds-of-annoyed by this. I’m taking a stance. Mientras siga condenado a vivir en este país, haré mi mejor esfuerzo por ser menos #PERU myself. Por lo pronto, he cambiado muchos de mis hábitos de conductor (lo cual es sencillo porque en los últimos diez meses debo haber manejado seis veces, jajaja). También intento ser un peatón/ciclista más consciente de mis responsabilidades. Pero en realidad hay algo de cierto en que, técnicamente, una sola persona no puede generar un gran cambio, which is why the biggest part of my plan is to be a HUGE bitch to everyone I know. Obvio. Uno solo no puede ser el cambio, tiene que reclutar gente y ser #lapesada que te hace guardar tu basura en el bolsillo, te recuerda poner tus fuckin’ luces direccionales y te hace roche si no jalas el urinario (YES, DICKHEADS, YOU’RE SUPPOSED TO FLUSH ‘EM. IT’S NOT A FUCKIN’ WISHING WELL!). Solo se necesita una persona to make shit go viral. Reconozcan su poder. Don’t you know that you’re toxic?!
NOW GET TO WORK, BITCH!

 

Mad world [aka «el único post sin gif»]

Hoy no salí de mi departamento en todo el día. Vi Netflix, cociné, comí, limpié, chateé, dormí. Hablé con varios amigos y organicé un par de cosas para la semana sin moverme de mi cama, o de la mesa del comedor o del sillón. Quería ir donde mis papás, pero me dio mucha flojera. Intenté juntarme con un par de amigos por una chela, but it was kinda late. Así que  decidí darme una ducha rápida e ir a Wong a comprar un par de cosas que me faltaban. Una de ellas, la chela que no conseguí beber con alguien en otro lado. Bajé el ascensor con Morrissey. Saludé al portero y… what the hell? Hay un perro en la puerta. No se ve sucio ni tiene manchas visibles de alguna enfermedad en su corto pelaje. This pup doesn’t look like a stray. Cuando paso a su lado, ni siquiera se mueve. Levanta la mirada brevemente y me hace saber que está muy cansado para hacer algo y, con la misma mirada pesada, parece pedirme que no le haga nada yo. Broke my motherfucking heart.

Si saben algo de mí, sabrán que soy un amante de los gatos. Los considero casi humanos y más sagrados que un niño. Dogs… not so much. De hecho los perros callejeros no me dan mucha pena. No la suficiente como para hacer algo al respecto, anyway; whereas stray cats slay me EVERY TIME. Esta vez, no sé por qué, ese perro me destruyó psicológicamente. Creo que porque pensé que estaba perdido. Los perros callejeros pueden no darme pena, pero las mascotas perdidas are a whole different story. Quizá porque mi primer gato, Lucas, se perdió el 31 de mayo de 2005 y jamás me recuperé del todo. No por mí, sino por él. Era el gatito más lindo del fuckin’ mundo. Dormía, literalmente, en cualquier espacio que mi cuerpo le diera. Entre mi hombro y mi cara, sobre mi abdomen, sobre mi espalda baja, detrás de mis rodillas, no había lugar en mi ser donde a Lucas no le gustara dormir. Pensar que pasó de la seguridad de mi casa a la puta calle me revolvía el estómago. Salió, presumably, siguiendo a mi mamá, which makes it infinitely more gut-wrenching. Toda la semana guardé silencio y compostura. Gave him a week to come home. Exactamente siete días después I broke the fuck down y lloré como nunca he llorado por nada en mi vida. Fue lo más horrible del mundo.

Pensar que este perro estaba acostumbrado al calor de una casa y el cariño de un dueño no me dejó vivir. Cuando llegué a Wong compré mis cositas y, mientras caminaba por el pasillo de comida para mascotas, buscando ofertas de Fancy Feast para mis gatos, Zuko y Limón, aka Liz Lemon, empecé a buscar comida para perro. Nada muy grande porque no se lo iba a acabar. Nada en lata porque se podía cortar y no tenía como abrirla. Nada de galletas especiales porque what the fuck is that shit? Entonces, lo encontré. Un empaque perfecto de esos que tiras del borde superior y se abre como un paquete de salsa de tomate. Pedigree para adultos de razas pequeñas sabor a carne. Dog’s not all that small, but it’ll do. Ya de regreso, chela en mano, iba caminando por Madrid pensando dónde darle de comer. Ciertamente no podía ser en la puerta del edificio. Corría el riesgo de que se quede ahí esperándome. Tendría que llevarlo a la esquina o algo. Entonces un señor con un bastón interrumpió mi train of thought.

El hombre era ciego. No uno de esos ciegos que ves en la tele que tienen lentes oscuros y se manejan súper bien con su bastón y la cabeza erguida. Este señor parecía no ser ciego hace mucho tiempo, porque estaba algo desorientado y caminaba en diagonal hacia las cosas. Lo peor de todo es que no tenía lentes oscuros así que podía ver perfectamente su expresión de «puta madre, espero no chocarme con algo». This guy did not have the whole blind thing entirely down. Pero ahí estaba, en la calle, caminando, intentando. Estaba cruzando la pista y su bastón golpeó el tacho de basura, lo cual hizo que el hombre piense que ya estaba cerca a la pared, así que siguió caminando en la pista, bordeando la vereda. Me di cuenta que él pensaba que ya estaba en la vereda. Broke my motherfucking heart. Again.

Cuando finalmente llegó a la vereda and basically walked into the wall para ubicarse, casi me tiro al suelo como en el video de Just de Radiohead. WHAT’S THE FUCKING POINT! ESTE MUNDO ES HORRIBLE. Perros perdidos y cansados, gente ciega que no sabe dónde está la vereda, ¡qué carajo! Lamenté inmediatamente haber salido de mi edificio y sentí cómo el grief de la humanidad me pateaba la tráquea. Ni siquiera había llegado a lidiar con el perro y ya estaba al borde de las lágrimas. It just sucked. Everything sucked. Cuando llegué a la puerta del edificio, el perro seguía ahí. Esta vez me ignoró aún más que la anterior. Le pregunté al portero si era de alguien (sabiendo que era imposible porque mi edificio no admite mascotas, but hoping against hope). Me dijo que llevaba ahí una hora. Morí. Dejé mis cosas al lado del ascensor y le dije «espero que no me siga por esto». Le mostré lo que le compré y me sonrió. Salí, abrí el empaque y se lo puse junto al hocico. No me hizo mucho caso. Luego lo olió bien y se puso de pie de un salto. Lo hice seguirme hasta donde termina el edificio, bastante antes de llegar al óvalo. El perro me seguía, saltaba encima mío, pero no lo acaricié. Abrí el paquete por sus cuatro extremos para hacer una especie de plato y lo puse en el suelo. El perro enterró la cara en la comida y escapé. No miré atrás. How could I?

En este momento no sé nada del perro ni del ciego. Solo sé que estoy extremadamente sensible y ambos encuentros me han demolido espiritualmente. Espero que alguien encuentre a ese perro y le de un hogar. O mejor aún, que encuentre el suyo. Espero que el señor ciego se vuelva un as manejándose solo por la calle y pueda ser como los ciegos de las películas que caminan con la cabeza perfectamente erguida, relajados y ubicándose casi por sonar. Espero que alguien haya alimentado a Lucas como yo hoy al perro de alguien, o mejor aún, que lo hayan acogido. Espero que nunca me vuelva a encontrar con ninguno de los dos porque, realmente, it’s fucking depressing y de eso me sobra.

 

PS: este post iba a ser sobre otra cosa y se suponía que esta anécdota era una suerte de intro, pero… um, it ran a little long. What I really wanted to talk to you about era este proyecto fantástico (entren, por favor) que acabo de ver y cómo ese señor probablemente pondría «No soy mi discapacidad» y saldría adelante, like a motherfucking warrior. ¿Qué pondrían ustedes? ¿Qué pondría yo? «No soy mis inseguridades», creo. Resume todo bastante bien. No soy mi obsesión por estar delgado. No soy mi necesidad de aprobación por el sexo no-opuesto. No soy mis compulsiones o mis máscaras. No somos ninguna de estas cosas. It’s kinda nice to remember.

 

Drinks > gaybies

So, una súper amiga mía tuvo un pregnancy scare esta semanaTengo la impresión de que lo tomamos con más calma de la que ambos hubiéramos podido anticipar. Ciertamente fue una discusión más level-headed que la última vez que hablamos del tema, way, way long ago, cuando no había un embarazo de por medio, solo hipótesis y precedentes. La racionalidad y serenidad con la que repasamos las opciones fue verdaderamente sorprendente. I could be wrong, tho, todo esto fue por whatsapp. She could’ve been freaking the fuck out y yo no me habría enterado. Pero no me dio esa impresión. Yo ciertamente estaba muy tranquilo. Obviamente not my baby, not my problem, right? Pero no me sentía no-responsable. Tampoco me pareció un problema. Ya no somos chibolos. No estaría fuera del reino de lo posible tener (y mantener) un hijo ahora. It would suck, sure; no estamos enteramente listos para dejar de ser egoístas, you bet; pero no es impensable como lo era hace diez años, cuando tuvimos esa conversación. Esta vez, no tenía que terminar inevitablemente en pro-choice territory. This time, it could actually happen.

Mi amiga ha estado bastante… digamos, ocupada últimamente (let’s keep it classy). Así que no estaba enteramente seguro de quién podría ser el padre. Tenía una idea y esperaba que fuera él porque es churro and he’d surely produce beautiful babies. Le pregunté si sería suyo y me dijo que sí, que no se había hecho a nadie más (que calzara con la fecha… I’m not covering for you, you big ho!). La verdad el chico me daba buena espina como padre, if not como novio. Pensé que no sería un douchebag que la llevaría a la clínica más cercana ni un idiota que le pediría matrimonio. He stroke me (not literally, I wish!) as the kind of guy who’d step up. Además tenía cara de llevarse bien con los niños. Again, could be wrong, I don’t even know him. No sé, por un segundo me emocioné. And let’s keep it real, si esta huevona no se embaraza por accidente, jamás será madre.

Anyway, repasamos las opciones con tranquilidad. Históricamente, la reacción de mi amiga ante la maternidad siempre ha sido un sólido «um, pass«, así que empezamos por el escenario con la menor cantidad de bebé posible. There’s obviously plan A, which is pretty self-explanatory. Plan B, aka dárselo al padre, olvidarse del asunto y que la fuerza lo acompañe (can you even do that? Like, legally?). El plan C, to actually keep it (para lo cual le aseguré que el chico tenía cero cara de ser un deadbeat father); y el siempre popular plan G: give it to the gays! O sea, a mí. De hecho fue medio en broma y cagándonos de risa, but for a second there, fue una alternativa real. Después de todo, somos tal para cual. Si yo no quedo embarazado por accidente, tampoco seré padre… y las probabilidades de que mi anticonceptivo falle son literalmente nulas. Condoms may fail, but biology is motherfucking shockproof! Lo más gracioso de todo es que yo me ofrecí. Con la condición de que el bebé fuera lindo, obvio. It was really for funsies, no se me ocurrió que podría suceder.

Al día siguiente me escribió a Facebook y me dijo que aún no había heavy flow para su wide-set vagina, así que se haría la prueba. Le deseé suerte y no volví a escuchar de ella en todo el día. Ya en casa, tarde, le pregunté qué fue. Estaba seguro de que si no me había enterado de nada hasta ese momento era porque a) no la había hecho, o b) la hizo y salió positiva. O sea, si se la hubiera hecho y hubiese salido negativa, me lo habría dicho al segundo. Me habría enterado before the pee had even dried and that had not been the case. No hubo respuesta y me fui a dormir. A la mañana siguiente tenía un mensaje esperando en whatsapp. Negativo. And there went my unborn gayby.

Evidentemente, estoy consciente de que era una pésima idea. Nobody has a baby as a favor. Pero igual fue divertido pensar que lo haríamos. It’s all for the best, ninguno estaba listo para la paternidad. Además, call me old-fashioned, pero primero viene el marido y luego el bebé, jajaja. No querría ser padre soltero de ninguna manera. I ain’t going through that shit alone! Y así como van las cosas, ese día aún está lejos. Además, turns out I already had a few babies last year. Man-children, anyway. Y esas experiencias me han dejado como lección que no estoy para juegos de niños. I say what I mean, do as I feel and don’t play fucking games. Cuando aparezca alguien del mismo perfil y hayan pasado muchos, muchos años, podremos pensar en el futuro y en adoptar los hijos que mis amigas no quieran (y cantarles My Baby, aka Tiny Hands, obvio). Pero por ahora, no gracias. Así que, amigas, cuídense, puta madre. ‘Cause I’ve only just begun (having my fun).

 

Pep talk to myself

Esto es realmente para mí (and all extraordinary machines).
Pero si quieren, pueden leerlo.





Todo parecía indicar que 2013 terminaría en desastre. Los últimos meses del año palidecieron en comparación al primer semestre, que fue francamente espectacular. Tenía claro que poco o nada superaría un reencuentro con viejos amigos al otro lado del charco, pero no pensé que a mi regreso las cosas se irían deteriorando tan terriblemente tan rápido. Europa me hizo demasiado feliz. Estar físicamente presente cuando mi mejor amiga, Jo, recibió su primer baby ultrasound; juerguear con Ani y Bebé en Barcelona; babear por la hermosura de París con citizen-of-the-world, Stijn; vivir cinco días de música con amigos en Crans-Montana; reírme con Tori (Amos, sí) en los alpes suizos. Tipo, ¿qué? La vida no podía ser tan fantástica. It surely couldn’t last.

Los siguientes meses fueron extraños. Había una especie de afterglow que me protegía de la monotonía de las cosas. Sin embargo rápidamente me fui decepcionando de mi rutina. Las cosas estaban «bien». En el trabajo, con los amigos, incluso con la familia. Just fine. Pero eso me inquitaba más. No estaba cómodo con el curso de las cosas, el piloto automático. Reconectarme con un old flame y planear otro viaje fue mi manera de «dinamizar» mi vida, pero no funcionó. No abordé (y en cierta forma aún no lo hago) ninguno de los «grandes problemas», solo escapé. Busqué soluciones fuera de mí mismo, which is always an embarrassing mistake. Osheaga fue mi wake-up call. Me recordó que debía hacer las cosas por mí y no por alguien más. Nadie me iba a hacer más feliz que yo mismo. My old flame certainly lived by this and, for him, I didn’t live up to the hype. I was let go. Luego de eso, el año se fue un poco a la mierda.

Una serie de errores plagaron los últimos meses de mi 2013. Hice cosas de las que no me arrepiento, pero que quizá hubiera sido mejor evitar. Una suerte de segunda adolescencia, que se sintió tan absurda como suena. A seemingly never-ending dancing drunken haze. En algún momento cumplí 29 y básicamente lo ignoré. Estaba contento nuevamente, but then again, I was drunk most of the time. Cuando no tenía un trago en la mano, no era tan feliz. On a particularly low night, escribí un post sobre mi insatisfacción (mayormente laboral), que de hecho acabo de releer, pero nunca vio la luz. Por un segundo consideré publicarlo hoy, pero ya lo pasado, pasado. El destino intervino sabiamente e impidió que lo publique, so I shall leave it well alone. Además, no mucho después de esa terrible noche las cosas mejoraron. Nació mi sobrino, renovando automáticamente mi relación con mi hermana. Llegó la época de fiestas, donde todos nos queremos más y trabajamos bastante menos. Pude ver más a mis amigos. De hecho, me divertí mucho el día previo a la nochebuena con una incursión random a Miraflores y al underbelly de Lince. I’m not even kidding. Año nuevo fue relajadísimo, una celebración brutal el 30, una más sosegada el 31 (porque estaba resaqueadísimo del 30) y un delicioso día de tragos y parrilla el 1 de enero. De pronto el 2013 me dejaba un buen sabor de boca, a chilcano de maracuyá.

Aún me siento un poco on beach mode. Los días de playa tienen un poder particular. El mar renueva, no lo sé. Incluso sentado en la oficina, I feel as if I’m not here. Avanzo mis pendientes a paso ligero, sin mucha presión. El ojo de la tormenta, supongo. It’s kinda nice. Sé que la próxima semana el huracán me azotará de nuevo y no tendré tiempo ni para pensar, but for the time being, I’m enjoying it. Sé que el 3 de enero de 2014 no dista mucho (nada, in fact) de un día X de diciembre de 2013 y nada ha cambiado realmente; pero estos primeros días siempre se sienten distinto. Como si hubieran muchas más posibilidades de las que habían hace seis días, como se siente la mañana después de la peor noche. I can do this. I can turn shit around.


#PERU

Mis amigos tienen una broma recurrente. Se llama hashtag Perú. O, como el lingo digital nos ha enseñado, #PERU. ¿En qué consiste? En que cuando sucede algo totalmente reñido con la realidad y/o el sentido común, el porqué es sólo uno: Perú. Todo lo que encierra es el absurdo, lo que en cualquier otro sitio sería inconcebible, aquí tiene sentido y es de esperarse. Lo decimos con una suerte de cariño y resignación. Es, como, «ay, pues. #PERU». Y así, en mayúsculas. No puedo explicar por qué las mayúsculas, por qué darle ese peso se siente correcto. Es necesario que sea así, it’s just that heavy. Lo he visto reflejado en tantas cosas que no sabría por dónde empezar, lo toca todo, trataré de no explayarme demasiado, pero hay mucho que decir.

Me imagino que cualquiera podría asumir que odio mi país. Empiezo por decir que no es el caso. Para nada. Tan sólo me gustaría que fuese mejor. Que quisiese ser mejor. Que entendiera por qué necesita serlo, el beneficio detrás. Pero no entiende… o no quiere… o no sabe cómo… o no sé. Y eso es lo más terrible, lo que está en manos de «la gente». Es lo que me hace perder la esperanza y cuestionar la evolución. Miro a mi alrededor y veo tanta inconsecuencia que me pregunto si realmente nos graduamos de simios. Por ejemplo: esta mañana iba por la Panamericana Sur rumbo al Silencio y había un usual/inusual tráfico en el peaje. Me pregunté (y de hecho también a quienes me acompañaban) si no sería mejor tener un sistema de débito automático que te vaya descontando los S/. 3.50 cuando tu auto pase debajo del punto de cobranza. Sería tu responsabilidad recargarlo, sí, qué lata; pero agilizaría todo el proceso. ¿Por qué no tenerlo? ¿Porque no podemos costear la tecnología o porque si la tuviéramos, nadie recargaría ni mierda, todos tratarían de sacarle la vuelta y tendrían que empapelar a todo el país con multas y/o andar correteando gente por la carretera?

Era un ejemplo bastante tonto, en realidad, porque sé que hay otros gastos que deben ser prioritarios en un país como el nuestro, pero si nos olvidamos un rato de eso (also, check your indignation at the door) y nos concentramos en la pregunta, explica todo lo que quiero decir. Creo que si pudiéramos comprar esa tecnología, no serviría de nada. Porque la mentalidad del peruano promedio es… indescriptible. Desafía toda lógica. No sé ni cómo expresarlo sin ser malinterpretado, pero de verdad raya en lo bizarro. De hecho, una de las respuestas que me dio uno de mis acompañantes sobre por qué no funcionaría fue: «si hay gente que protesta porque suben (el monto de) las multas, qué puedes esperar». Yo no sabía esto. Lo primero que pensé fue, ok, ¿pero la lógica no te diría «bueno, ahora con mayor razón no voy a cometer una infracción?». En qué cabeza puede nacer la reacción «puta madre, por qué van a cobrar más caro por romper la ley». O sea, esta gente está dando por hecho que la va a romper sí o sí en cuanto les convenga, pero no pues, cómo les van a cobrar más caro por ello. ¡Ellos ya saben lo que cuesta, cómo lo van a encarecer, qué tal lisura! En mi cabeza solo escuchaba a mis amigos decir «#PERU».

Lo peor es que es generalizado. Esa misma respuesta barbárica te la da el combista pendejo y el pituco que maneja su camioneta borracho y le llega al pincho tu filtro. Yo, por mi vida, juro que no lo entiendo. Ese tipo de reacciones, no las comprendo. No entiendo cómo no pueden ver el beneficio detrás de las cosas, cómo siempre buscan estar igual con el mínimo esfuerzo o inversión, independientemente de si les va bien o mal. ¡Nunca peor, ah! Eso sí, peor no queremos estar de ninguna manera, queremos estar como estamos, sin mucha pena, gloria o esfuerzo. Pero nunca, carajo, nadie quiere estar mejor. Mejor no. Así nomás.

¿Se me rompió el cinturón de seguridad que necesito para proteger mi vida/la de mis pasajeros en caso de accidentes? Ah, pero cuesta X arreglarlo como se debe… no, no, así nomás. Un par de pernos y se ve como las huevas. El policía ni cuenta se va a dar. ¿Y si se me cae el tubo de escape? Ahí atrás tengo alambre, que no se note nomás, no es como que está botando humo y envenenándome lentamente… it is? Oh. Bueno, qué chucha. NO, SÍ CHUCHA. Yo nunca he pasado por gran necesidad, pero tampoco me he cagado en plata; he sido clase media casi toda mi vida, así que no me tilden de caviar que no sabe nada. Tengo clarísimo el valor de un Sol y sé que si tienes que elegir entre darle de comer a tus hijos y arreglar tu carro (por seguir con ese ejemplo), parchas el carro como puedas hasta que tengas cómo arreglarlo. Pero nunca pierdes de vista que TIENES que arreglarlo, es una responsabilidad más. Ni siquiera necesariamente para con otros sino para contigo mismo, para tu beneficio directo. No sé por qué el peruano cree que el dinero vale tanto más que él.

¿Y el otro lado, al que le va bien? Ese sí quiere estar mejor. Pero, ya, cholito, cómo hacemos. Arreglamos acá nomás. No me hagas esforzarme demasiado. No me fiscalices, no me investigues, voy a robar un poquito de aquí y de allá pero te doy tu porción y te quedas tranquilo, ¿no? No me quites mis gollerías de clase privilegiada, déjate de huevadas. Voy a manejar borracho every now and then, a ti te cae tu propina y cada uno sigue su camino. Voy a aprovecharme de todo y todos, voy a hacer plata vendiendo medicinas por lo bajo a los más pobres, voy a sacar partido de tu momento de debilidad, así que no me controles. Por cada persona maravillosa que conozco en este país, que es mi casa, sé que hay 100 animales que piensan como el del párrafo anterior o el de este (if you can call that thinking at all).

Sobre esta resignación ante la inconsecuencia, esta incapacidad de ver el valor real de las cosas más allá del dinero, esta flacidez mental que no deja pensar y entender, podría escribir tomo tras tomo, porque engendra una actitud realmente salvaje que lo empapa todo. ¿Transporte público? Sí, pues, transporto al público. Arriesgo sus vidas como me da la gana con mi carro de mierda, pero los llevo. Qué más quieren. Mejor servicio es otro precio y nadie me va a pagar (¡lo peor de todo es que tienen razón! El lado del pasajero tiene esta misma actitud cafre de «por qué me van a subir el pasaje, arregla tu carro con el Sol que te doy»). ¿Unión civil? No, no me jodan, la Biblia dice que ni cagando, no me hagan pensar en si es justo o no que un par de cabras tengan los mismos derechos que yo. Sí, todos somos iguales… pero ellos son menos iguales, pues. ¿Seguridad ciudadana? Pucha, el que se duerme, pierde. Para qué te compras ese carro ficho o llevas tu iPhone a un concierto. Obvio que te lo van a robar. Es la ley de la vida.

Ahora mismo leo o escucho noticias que son causa o consecuencia de esa mentalidad estúpida. Veo comentarios que atacan directamente lo que yo creo, cómo yo vivo o mi trabajo. Y toda esta gente bruta opina, promueve, dirige. Es desalentador. Nadar contra corrientes irracionales agota la esperanza. Incluso si uno quiere lucharla, ver el camino tan eterno desgasta. Si me preguntaran ahora mismo si me mudaría a otro país, probablemente, diría que sí. Ningún lugar es perfecto, pero al menos quiero vivir en un lugar donde la gente se tome la molestia de pensar, donde se pueda discutir. Este no es el país en el que quiero vivir. No es el país que yo tengo en mente cuando escucho «vale un Perú». No es el país que yo conozco donde la gente es de puta madre y te ayuda antes de preguntar por qué. Este no es. ¿Dónde está? No entiendo. ¿Por qué me obligan a vivir en #PERU?

 

 

PD: cuando digo que este país no es el Perú en el que yo quiero vivir hago referencia a lo expuesto anteriormente. Razones personales y profundas, reacciones a mentalidades que me agotan. No es porque no me guste que los jóvenes sean amixers o que los «comerciales» de gaseosas «idioticen a la gente» y no reflejen la realidad que a mí me gusta o que yo recuerdo de mi adolescencia hace veinte años. Creo que ya hay alguien con arena en el útero cubriendo ese terreno.

Blackout

It’s been a while. I know I shouldn’t have kept you waitin’, but I’m here now…

La verdad no sé si han notado la ausencia de mi blog las últimas semanas tanto como yo. Debo decir que me hizo mucha falta y lamento no haberme sentado a escribir antes, porque mucho de lo que tenía que decir ya se evaporó. No tengo las energías para traerlo de vuelta. Un típico caso de «mucho muy rápido» que me dejó tan exhausto que prefiero olvidar que algo sucedió. Lamento no haberlo sacado de mí a tiempo, más que nada, porque no valió la pena. Usualmente cuando algo me ocurre/me decepciona, recurro al blog, al papel, a lo que sea que me permita exteriorizarlo por escrito (porque ha quedado establecido que yo no puedo hablar en voz alta). Esta vez no lo hice, seguí viviendo, lo dejé correr. Hoy no tengo nada que mostrar. Ni siquiera un blog post to make some sense of it. Pero, vamos, si Shakira perdió una maleta llena de letras y terminó sacando «Dónde están los ladrones», ¿qué tan terrible puede ser perder esos posts en mi interior? Quizá hubieran sido un fiasco. Too whiny and self indulgent for anyone else to enjoy más allá de mí mismo, que disfruto lamiendo mis heridas. Es mejor así, por el bien de quien me lea. I’m sure my boys will come back to me when they’re good and ready. For now, blackout.

Lo que se perdió entre los edificios de Manhattan y la bruma de Lima, que se quede perdido. Lo que se fue con la lluvia de Montreal y el viento helado de Sao Paulo, que se vaya por donde vino. Show must go on.

 

D-listers

El diccionario urbano disponible en Google define douche como aquella persona que ha demostrado carecer de capacidades mentales/emocionales importantes de una u otra manera, siendo comparados con productos de higiene femenina. Nos sugiere, además, no confundirlo con douche bag, palabra que describe a todo aquel individuo que «ha sobrepasado los niveles de atorrante y cretino sin haber alcanzado aún status de hijo de puta». O sea, uno es un imbécil por desatinado y el otro, por convicción.

Dado que sería muy douche bag de mi parte juzgar la paja en el ojo ajeno sin reconocer my own private Idaho, empezaré por mí. Soy un poco douche. Cuando menos un subgénero de douche, del tipo que uno diría que fue criado por lobos. Me gustaría decir que voy a cambiar, but I probably won’t. No sé si es el peor tipo de douche que uno puede ser, además. Mi doucheness es la inevitable conclusión de años de emotional detachment. He pasado mucho tiempo tratando de desvincularme emocionalmente de las cosas que pasan a mi alrededor, quizá por desidia, flojera de lidiar, miedo a ser lastimado or all of the above. Si bien, eso no ha mellado en la amarga dulzura que aún conservo para mis verdaderos amigos, el resto del mundo me percibe indolente, insensible, entitled or just plain bitch from hell.

A veces lo soluciono diciendo que tengo Asperger. Life’s too short for bullshit. Pretender por el qué dirán es una pérdida del tiempo. Si no despiertas algún tipo de interés en mí, sencillamente pasaré de ti y tú, no sin razón, dirás qué fuckin’ douche. Porque evidentemente no es tu intensión ni tu misión impresionarme, but then why do you care if I don’t care? No lo hago con mala intención y de hecho he mejorado en dar más oportunidades, como me han sido dadas a mí, pero hay una cuestión química que atrae a las personas y forma vínculos y sigo dejándome llevar por ella. I’m quick to judge, que es un gran defecto y lo admito. Lamentablemente, usualmente juzgo correctamente lo cual refuerza mi comportamiento. Pero esa es mi batalla, juzgar menos y, en consecuencia, ser menos duro y menos douche.

Habiendo establecido mi posición en la manada, puedo reconocer a mis congéneres y otras subespecies, cada cual coloreando su doucheness con su propio set de crayolas. Por ejemplo, los hipsters son una clase de douche. Anoche vi una impresionante cantidad de vestidos/camisas vintage, sombreros de todo tipo y tupidas barbas y pensé «toda esta gente debe llevarse súper bien, con tantas cosas en común». Pero no. Los hipsters se alimentan de una pretensión sobrenatural que los obliga a distinguirse en un mar de gente que se ve y actúa exactamente igual. Entonces sale por ahí la guerrilla fashion blogger, que es como llamaremos a estas mujeres con faux fur, vestidos de su abuela y un blog en Tumblr,  como respuesta y antónimo a la fashion blogger contratada por un retailer (hot blogger, is it?). Les gustan las mismas cosas y podrían ser amigas, pero no lo son. Esto podría escalar a d-bag status si, además, son vicious to one another. Tipo, «no me compares con esa pordiosera» o esa que «recién está empezando».

¿Y qué onda con los ~tuitstars~? Gente a la que le han chupado la pinga virtual al punto de la sinrazón. De hecho, much@s son personas súper interesantes y buena onda, pero los hay también en su versión (yup, you guessed it) MEGA douche. Gente que aún en 2013 sigue aduciendo que son la «primera promoción del Twitter» y por ende deben ser considerados en el Partenón de los microblogs como líderes de opinión (por encima de toda esa gente que, aunque tenga mejores ideas o sea más entretenida, se subió al coche muy tarde). Escúchenme, no sean ridículos, get over yourselves! Es una red social, #no1currs. Ahora me van a decir que, además, son Tumblr famous…

Además, tenemos el douche clásico, un modelo que no pasa de moda against our better efforts. Para ejemplificar esto voy a citar unos mensajes de Whatsapp que recibí esta mañana e inspiraron este post. Cualquier persona que, públicamente, emita frases como «este viernes empieza el arroche», «arrochando mal en Toro» o «noveno Cuba Libre de la noche, esto debe parar» es, sin duda alguna, un douche en su acepción más pura. Tipo, amigo, no. Amiga, date cuenta. Este es el tipo de douche que más rápido upgrades to d-bag, pues es tan jactancioso y self-deluded que tiende a rechazar a todos aquellos que no arrochan mal en Toro y, por ende, se interponen en su camino hacia el arroche. It can get wicked pretty fast. Además, crearon el sustantivo «arroche» (which encompases everything that’s wrong with the world), SUCH D-BAGGERY!

Finalmente, no puedo hablar de douches sin mencionar a los gays. Honestamente, a veces creo que somos la madre del cordero y el resto simplemente nos copió (as it so often happens with everything else we do). We’re clique-y motherfuckers y que nadie me diga que no. La línea que divide a los douches de los douche bags entre los gays está ubicada en un cuarto oscuro y ya nadie la ve, la cruzamos campantes una y otra vez. Las habladurías pueden ser de lo más atroces y virulentas. Cuando escucho «comunidad gay» siempre ruedo los ojos hacia atrás cual Geena Davis en Beetlejuice. Cero comunidad. Nunca he visto gente más empecinada en tratarse mal. Con tus amigos, todo bien, pero con el resto… «throwing shade like confetti«, como me dijo un amigo. Es como Mean Girls, pero peor porque es real y somos hombres adultos. En fin, soy culpable de ello también, he colaborado en más de una ocasión. Cuando pienso en ello, realmente me arrepiento porque me da real vergüenza.

Evidentemente, el problema y común denominador de todos estos grupos es que no pueden evitar juzgarse los unos a los otros. He conocido muy pocas personas en el mundo que son verdaderamente accepting; me sorprende un culo. Cuando converso con ellas me doy cuenta lo avanzadas que están y cuán lejos estoy en mi cruzada interminable por ser menos douche. Suena tan simple en teoría -no juzgar a las personas, vivir y dejar vivir-; sin embargo es tan difícil lograrlo. Al latino le encanta el raje, el peruano, además, es particularmente fijón. ¡Qué horrible! Genética y socialmente predispuestos a este drama que nos vuelve douches. «I wish we could all get along like we used to in middle school; I wish I could bake a cake filled with rainbows and smiles and everyone would eat and be happy«. Pero no. Quizá algún día. Meanwhile… we’re exaggerated eyeroll monsters. De hecho, todo este post ha sido súper douche. Fail.

 

Carta abierta a los clósets

Querido clóset,

Acabo de ver una película llamada «Gayby». In case you’re wondering, it stands for «gay baby», as in el bebé de una pareja gay (o en este caso de una mujer horrible y su mejor amigo gay). Es como El Objeto De Mi Afecto pero más real, I guess. No estuvo mal, hubieron un par de escenas que me hicieron reír. Las busqué en YouTube, pero no encontré, so you’ll just have to take my word for it. El punto es que vi esta película sobre gays y hags y bebés y monogamia y promiscuidad y familias y divorcios y ex novios y amigos y estereotipos y anti-estereotipos y finales felices y todo me resultó muy normal. Era, básicamente, well… life. Todo lo que pasa en la vida, supongo. Todo dentro de un contexto. Todo bien. Ahora podemos ver este tipo de películas todo el tiempo -bueno, quizá no esta en particular, que es un poco D-lister, pero me entienden-. They’re out there. Tipo, hay chibolos viendo «The Kids Are All Right»Movies are here, they’re queer and now we’re kinda used to it.

No siempre fue así. Cuando era más chico y veía esas series «familiares» o comedias adolescentes, los gays no existían. Fácil no tuve la menor conciencia de ello (o sea, yo sí, pero no en la tele) hasta los 14, cuando salió «No Se Lo Digas A Nadie», que además creo que solo la ponían de madrugada en el 4. Espan. Luego, un par de años más tarde, Jack McPhee llevó a ese douchebag Peter-Gallagher-lookalike a la prom en «Dawson’s Creek». Y creo que ese mismo año se estrenó «Young Americans», donde un Ian Somerhalder súper chibolo interpretaba a un chico sexualmente confundido por su amigo Jake, que en realidad era Jackeline, una chica que se hacía pasar por chico para ir a una mejor escuela o algo así. BOO, btw! Siempre odié que al final fuera straight, pero kudos por agarrarse a Jake en el baño pensando que era hombre. Anyway, el punto es que, de pronto, empezábamos a ver más de esto. Había, hasta cierto punto, teen gay role models, donde antes no los había: prime time tv.

Es una mierda, sobre todo en este país temeroso de dios, crecer siendo gay. Creo que tú y yo lo sabemos bien. Y de alguna manera ver estas cosas en la tele, así como personajes públicos que lo dicen abiertamente y les chupa un huevo, nos ayudan a darnos cuenta que there’s more to being gay que la peluquera que se araña en un talk show con otro travesti (con el respeto que las peluqueras y travestis se merecen). Puedes ser tú mismo, no tienes que calzar en el estereotipo. O puedes calzar exactamente en el estereotipo y aún así tener tu propio estilo. No sé. En mi opinión ayuda, te da valor. De hecho creo que esta mayor aceptación del mainstream media ha hecho que las nuevas generaciones salgan del clóset a los 10 años porque vieron a Kurt chapar con Blaine y les parece lo más natural del mundo. No vivieron el oscurantismo que generaciones pasadas (y la mía en menor medida) atravesaron. Ya ni siquiera se les ocurre que, not so long ago, éramos invisibles. Qué suerte la suya, ¿no?

Por eso entiendo cuando hay gente mayor o de mi generación que sufre para salir del clóset. Lo entiendo, I swear, I feel for you. Pero la verdad, ya estamos 2013 and there’s nowhere left to go but out, bitch. Lo que no entiendo, jamás entenderé y me molesta sobremanera es la gente que miente sobre su orientación sexual. Hay omisión y flat-out lying. Cuando eres el introvertido que se ríe incómodo si le preguntan por qué no tiene novia y sufre en silencio y no sabe qué hacer y cambia el tema y es «reservado» y bla, bla, bla, puedo entenderlo. You’re processing. Quieres salir, pero te cagas de miedo and you don’t know how. Ok, puedo respetarlo. Pero ser un tipo que se la pasa hablando en voz alta (o poniéndolo en redes sociales, which is kind of the same) sobre sus miles de juergas, sus «wow, estoy tan ebrio», sus «qué rica esa flaquita» y similares, tratando de convencer al mundo entero de su heterosexualidad, entonces no lo entiendo y tampoco lo respeto porque, mi amor, eres un imbécil.

Este tipo de actitudes me resultan intolerables. ¿Sabes por qué? Porque yo también en algún momento estuve en el clóset y también me cagaba de miedo, pero salí. Tuve tanto que perder como cualquiera, sin embargo, al final me di cuenta de que no tenía sentido ser algo que no soy y dije «bueno, a la mierda». Primero se lo dije a una amiga, luego a otro y a otra hasta que, de pronto, I was out. Luego a mi mamá, cuando la internaron para operarla, y me puse a llorar de pena porque no me salían las palabras y ella me dijo, literalmente, «¿por qué lloras? Yo ya sé lo que me quieres decir. Una madre siempre sabe» y me sonrió y that was it. El punto es que yo también pasé por el trauma y decidí ser yo mismo, por más que estuviera scared shitless. Jamás traté activamente de convencer a nadie de lo contrario, simplemente me callé la boca for the longest time. Cuando era más chibolo traté de tener novias, pero por mí, para «probar», no para probarle nada a nadie. Ver a alguien de mi edad que aún hace o dice estas cojudeces me hace hervir la sangre. Porque sus acciones me están diciendo que, para ellos, ser gay está mal. Está tan mal que no podrían serlo ni en un millón de años. Aunque tengan decenas de amigos gay y griten «gay is ok!» a todo pulmón, desde su supuesta posición heterosexual, realmente están demostrando que, para ellos, gay is not ok. Me jode. Terriblemente. Se cagan en todas las huevadas por las que uno tiene que pasar by coming out and being out, que no es nada fácil. Esa cobardía disfrazada de bravura me juzga y me ofende, a un nivel personal.

Yo creo en el derecho de cada uno de tomarse su tiempo, que cada quien tiene sus propias velocidades y etcétera, etcétera, etcétera; pero si todos tus amigos ya piensan que eres gay y te aceptan tal cual eres,  no entiendo qué haces aún colgado de la percha. ¿Tu familia no lo va a aceptar? That’s harsh and I’m truly sorry, but fuck them, you’re better off. Para eso tienes amigos que te quieren y quieren verte feliz. Los amigos, por último, son la familia que uno elige, así que al menos tienes eso. Y si estás realmente decidido a quedarte en el clóset, bueno, asúmelo. No quieras tener beneficios adicionales, ‘cause you can’t have your cake and eat it too. No vayas por ahí emborrachándote y aprovechándote de tus amigos gay ebrios, chapándotelos dizque de broma a lo «uy, uy, mira cómo chapamos, qué avezado soy». Gurl, that only applies to actual girls! Eso no te hace open mind ni liberal ni absolutamente nada, cariño. Te hace un poco una cabra frustrada y eso, in this day and age, is no good. Espero que no creas que estoy siendo mala onda, porque realmente deseo que encuentres el camino y seas feliz. Pero en esta película «Gayby» que te mencionaba había una escena de tough love que resultó súper bien, así que la estoy implementando. So, don’t be a drag, just be a queen, ok? Bitches gotta stick together.

xx,

Alguien que quiere que seas más tú mismo.

 

PS: ¿Ves lo que me haces hacer? Citar a Lady fuckin’ Gaga. That shit ain’t right. Voy a terminar esto con un gif de Godney for good measure que grafica lo que espero que hagas pronto.

One day this could be you (I mean, not really, but you know).